El documento del mes del Archivo Histórico Provincial repasa las medidas contra las riadas del Guadalmedina

El documento del mes del Archivo Histórico Provincial repasa las medidas contra las riadas del Guadalmedina
El documento del mes del Archivo Histórico Provincial repasa las medidas contra las riadas del Guadalmedina
EUROPA PRESS
EUROPA PRESS
EUROPA PRESS

La documentación que se muestra al público se acompaña de una "amplia" información sobre la histórica relación del río con la ciudad, en la que pasó de ser fuente de abastecimiento de aguas limpias a ocasionar catástrofes de desbordamientos con pérdidas materiales y humanas; cuáles han sido los factores que determinaron el cambio a partir del siglo XVI; y las soluciones hidráulicas y forestales adoptadas para evitar las avenidas.

La delegada de Cultura, Monsalud Bautista, ha presentado este martes este primer documento del mes del año 2017, en un acto en el Archivo en el que ha participado, también, el presidente de la Junta Rectora de los Montes de Málaga, Diego Vera.

Bautista ha reseñado que la vinculación del río Guadalmedina, los Montes de Málaga y su paso por la ciudad es "asunto que condiciona la vida de los malagueños desde finales del siglo XVI y a día de hoy sigue siendo un tema de plena actualidad".

En este sentido, ha apuntado que el río vinculado a una ciudad significa "la vida, porque el agua es vida; por eso el río Guadalmedina es el río de la ciudad".

Por su parte, Vera ha señalado cómo las decisiones administrativas y políticas han condicionado la relación de los Montes de Málaga, el río Guadalmedina y la ciudad en la historia y que, "aún hoy", es "un tema candente".

Al respecto, ha apuntado que, no obstante, "Málaga vive de espaldas a los Montes y sin embargo la ciudad no se entendería sin ellos, porque han sido un lugar de frontera, de riqueza agrícola y de población". Así, ha abogado por la ampliación del Parque de los Montes de Málaga y que se entienda como un elemento cultural importante, así como etnológico e histórico.

"EL RÍO DE MÁLAGA" Y SUS MONTES

El río Guadalmedina nace en la Sierra de Camarolos, en el Pico de la Cruz, a unos 1.300 metros de altitud. El recorrido hasta su desembocadura es de unos 50 kilómetros, los seis últimos discurren por la ciudad de Málaga hasta desembocar en el mar de Alborán. En su camino, atraviesa el Parque de los Montes de Málaga.

El río, a su vez, divide Málaga, desde la antigüedad, en dos zonas diferentes. En la margen izquierda se ubica la "Málaga burguesa", mientras que en la orilla derecha se instalaron diversas artesanías y factorías y especialmente el desarrollo industrial de la Málaga del XIX y sus barrios obreros. En este margen izquierdo se encontraban importantes arrabales islámicos y, posteriormente, los barrios del Perchel y La Trinidad.

El Guadalmedina ha provocado riadas a lo largo de la historia, algunas de ellas bien documentadas como la de 1544 o la de 1661, que ocasionó 601 muertos.

Por ello, a lo largo del tiempo se fueron ideando diversas medidas para evitar las inundaciones de manera que, en 1876, se aprobó, además de volver a rebajar el lecho del cauce, construir los famosos "paredones" del Guadalmedina.

En la madrugada del 23 al 24 de septiembre de 1907 se produce en Málaga el desbordamiento del río y a partir de esta inundación cambiaron las medidas a adoptar. La solución se centró en intentar resolver el problema de origen que provocaba las avalanchas, la desertización de los Montes. El propio rey Alfonso XIII ordenó que se acometieran las obras necesarias para evitar este tipo de desastres.

De esta manera, en 1908, el ingeniero malagueño Manuel Jiménez Lombardo presentó a la División Hidráulica del Sur de España el proyecto del pantano del Agujero. Después de años de discusiones, se llegó al consenso y los Montes de Málaga fueron reforestados y en ellos se construyeron diques de retención de acarreos. Así, en 1919 se redactó el Proyecto de Corrección y Repoblación de la Cuenca del Guadalmedina.

Ya en 1983, por su parte, se añadió a la cuenca una nueva presa, El Limonero. Desde 1989, y como consecuencia de la Ley de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, el entorno de la Cuenca del Guadalmedina fue declarado Parque Natural, considerado el "pulmón verde" de las zonas colindantes.

ORIGEN Y PRIMERAS SOLUCIONES

La relación entre el río Guadalmedina y la ciudad de Málaga ha cambiado a lo largo de la historia, en las épocas fenicia, griega, romana e incluso árabe las aguas del Guadalmedina bajaban limpias desde los Montes, proporcionado el abastecimiento de manera permanente.

Sin embargo, a partir de 1487, cuando los Reyes Católicos incorporan la ciudad y su territorio a la Corona castellana, el "pacifico maridaje" se tornó en sobresaltos. Las primeras avenidas están documentadas, siendo la primera inundación de la que se tiene noticia de 1544, aunque continuaron en los años siguientes.

Son dos los factores que determinaron este cambio. Por un lado, los repartimientos ya que, a comienzos del siglo XVI, se repobló la zona mediante el repartimiento de tierras a quienes tomaron su vecindad en Málaga; estos repartimientos dieron lugar a roturaciones del terreno y talas de árboles para facilitar el uso agrícola del terreno. Así, año tras año, la tierra libre de bosque y removida ofrecía menos resistencia a las escorrentías de aguas tras las tormentas.

Por su parte, la orografía de la zona hizo lo demás: las pendientes de los Montes, próximos a la costa, crearon fuertes corrientes de aguas que arrastraban el terreno, han informado desde la Junta.

Además, han señalado, la llanura final de la desembocadura, donde se asienta la ciudad, hizo que las tierras que arrastraba la corriente fueran colmatando el lecho del río y, por ende, los desbordamientos de su cauce fuesen más fáciles. Se estima que son unas 16 hectáreas las que se ha ganado al mar en cinco siglos por la colmatación en la desembocadura.

Los intentos de solución se buscaron desde las primeras avenidas. Al principio, los expertos creyeron que se debía rebajar el fondo del cauce pero, al parecer, no fue muy acertado ya que en las siguientes riadas se volvió a depositar la tierra, a colmatarse el lecho y a desbordarse el río a su paso por la ciudad, según han apuntado desde el Gobierno andaluz.

En 1876 se aprobó, además de volver a rebajar el lecho del cauce, construir los famosos "paredones" del Guadalmedina; pero tampoco funcionaron: el río volvió a llenar el lecho, la corriente de agua subió y se desbordó de nuevo destruyendo con la fuerza los paredones.

A partir del siglo XX, las soluciones buscadas serían de otro tipo e irían al detonante del problema: reforestar los Montes y construir un embalse aguas arriba.

Mostrar comentarios