El domingo, a las 3 serán las 2: Desayunaremos de día y merendaremos ya de noche

  • La costumbre de atrasar el reloj en invierno y adelantarlo en verano se empezó a usar de forma generalizada en 1974 para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos electricidad tras la primera crisis del petróleo.

    La medida, que adoptan 70 países en todo el mundo, puede suponer un ahorro en España del 5% del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros.

El domingo, a las 3 serán las 2: Desayunaremos de día y merendaremos ya de noche
El domingo, a las 3 serán las 2: Desayunaremos de día y merendaremos ya de noche
Iñaki Etxarri

Una buena noticia y una mala. La buena: en la noche del sábado al domingo dormiremos (o saldremos) una hora más. La mala: a partir de ahora anochecerá antes. Y es que en la madrugada del domingo termina el horario de verano y empieza el horario de invierno: a las 3.00 horas serán los 2.00 horas. (En Canarias a las 2.00 horas será la 1.00).

Así, volveremos a desayunar ya de día, en las últimas semanas no amanecía en el centro de España hasta bien pasadas las 8.30 de la mañana, pero merendaremos ya de noche porque para las 18.00 horas ya estará de noche y eso se irá acortando hasta el 21 de diciembre, cuando a las 17.00 horas, poco más, ya habrá oscurecido.

Medida instaurada en 1974

Esta costumbre de atrasar el reloj en hora en invierno y adelantarlo en verano se empezó a usar de forma generalizada en 1974 para poder aprovechar mejor la luz del sol (y consumir menos electricidad) tras la primera crisis del petróleo.

La Directiva Europea que rige el denominado 'Cambio de hora' fija que el horario de verano comienza en el último domingo del mes de marzo y que termina el último domingo de octubre.

De este modo, a partir del próximo domingo recuperaremos la que se considera hora oficial en España, que es ir una hora por delante del tiempo que marca el meridiano de Greenwich (Greenwich Mean Time GMT).Japón, el único país industrializado que no la cambia

Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el potencial de ahorro en iluminación en España por el cambio de hora puede llegar a representar un 5 por ciento del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros.

Esta medida no solo se adopta en España, sino que se lleva a cabo en unos 70 países en todo el mundo. Japón es el único país industrializado que no se ha adaptado aún a esta normativa. En concreto, se aplica en todos los países de Europa, América del Sur, África y en algunas zonas de Estados Unidos y Canadá.Niños y mayores, los más afectados

Este cambio de horario, por mínimo que pueda parecer, puede afectar al sueño, la alimentación y el estado de ánimo sobre todo de niños y personas matyores, según el doctor Alejandro Guillén-Riquelme, miembro de la Cátedra de Investigación del Sueño de la UGR-Grupo Lo Monaco.Ante esta situación, aconsejan acostar a los niños un poco más tarde los días previos para que el cambio sea menos brusco, mientras que para el resto de la población es recomendable mantener los mismos hábitos y evitar fuentes de luz artificial en el cuarto como móviles, tablets u otros dispositivos."El cambio provoca que la persona tenga sueño y se duerma antes de la hora, despertándose con ello antes o que, acostándose a la misma hora se sienta desvelada. Además, puede influir sobre el levantarse antes de tiempo, llegando a cansarnos posteriormente más que antes del cambio de la hora", afirma Guillén-Riquelme.Los efectos del cambio horario se producen porque afecta al ritmo circadiano, regulado por un sistema hormonal, que ajusta las principales actividades diarias del individuo como los momentos de dormir o comer. Aunque los efectos son leves para la salud, hay individuos a los que les influye más; entre los síntomas se encuentran cambios en el estado de ánimo, desvelos, irritabilidad, falta de concentración y cansancio.Según el doctor Alejandro Guillén-Riquelme, "el cambio de hora afecta a esa especie de 'reloj interno' gracias al cual el cuerpo se prepara para realizar distintas actividades a lo largo del día; así sentimos hambre a la hora aproximada a la que solemos comer o sueño en las horas cercanas a la de dormir". El experto, de cualquier manera, recuerda que no hay que preocuparse por estos cambios ya que, habitualmente, se reajustan por sí mismos pasados unos días. 

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