Crisis del coronavirus

El drama de los niños confinados: cole en verano mientras envidian a los europeos

Dos niños en la calle.
Dos niños en la calle.
Foto de Kat Smith en Pexels.

Néstor tiene casi tres años. Alma acaba de celebrar su primer cumpleaños. Su padre, Carlos, solía recorrer cien metros cada tarde para llevarles a un parque infantil de Rivas-Vaciamadrid, donde le faltaban brazos para impedir la próxima caída desde el columpio. "Ahora no sé qué hacer con ellos", lamenta. Confinado en casa junto a su mujer, Chus, ambos tachan los días hasta que finalice el estado de alarma: como ya no cuentan con el descanso esporádico de las salidas al parque (o de los fines de semana en los que Chus se llevaba a los niños con su familia a Sevilla), empiezan a estar al límite. "Pero lo peor son los críos. Ya no sé qué decirles cuando me preguntan por qué no pueden salir a jugar", explica Carlos.

Se trata de un drama que están viviendo niños de todas las edades. Y que les afecta a muchos niveles: por su estancamiento en el proceso de aprendizaje en la escuela o instituto, por su desarrollo socioafectivo deficitario e, incluso, por la falta de luz solar, que puede provocar una severa falta de vitaminas D y E. Carlos y Chus ni siquiera disponen de terraza, pero sí de zonas comunes a tres edificios colindantes. Se trata de una zona privada con jardín, piscina y pista de pádel. Sin embargo, nadie va desde el inicio del confinamiento. Ni siquiera los niños. "¿Por qué no hacen algo? Mira en Dinamarca. O en Italia", se queja Carlos.

En Dinamarca acaban de reabrir guarderías y escuelas para niños hasta quinto grado. Noruega hará los mismo a partir del próximo lunes 20 de abril. En Francia y Alemania ya está permitido que los niños salgan a la calle a hacer ejercicio por tiempo limitado y la medida de Italia, país que acumula más de 22.000 muertos con coronavirus, entró en vigor el pasado martes: los niños pueden salir acompañados por uno de sus padres o tutor legal durante un máximo de una hora cada día, tras la presión de asociaciones de psicólogos y educadores del país.

Ese el camino que podría seguir España, que desde el inicio de la crisis ha ido una semana por detrás de Italia en contagios y también en medidas de contención. Especialmente porque en nuestro país también existe un profundo debate sobre la idoneidad o no de dejar salir a los niños a calle mientras dure el estado de alarma: empieza a ser innegable que en su mayoría son asintomáticos o no sufren la enfermedad como los adultos, especialmente los de edades avanzadas; por otro lado, su desarrollo académico y social empieza a preocupar a profesores y psicólogos.

Colegios como campamentos de verano

Preventivamente, el Gobierno ha llegado a un acuerdo con las autonomías para reabrir los colegios a mitad de junio, dejando la puerta abierta a que en julio y agosto los centros hagan actividades de "refuerzo". El centro de la polémica gira en torno a la política de aprobado general del alumnado (que la ministra Celáa se ha encargado de desmentir este jueves). Paralelamente, el debate deriva en si es aconsejable que los niños pasen el verano fuera de casa si la crisis del coronavirus no se ha superado por completo. Por un lado, está el riesgo que conllevaría volver a juntar a un espectro poblacional característico por su infinita capacidad de contagio dentro de centros educativos masificados. Por otro, el desarrollo socioafectivo de los jóvenes.

En este sentido, los expertos señalan a Italia: el Consejo General de la Psicología de España pedía formalmente esta semana dar prioridad "cuando se estime pertinente por parte de las autoridades sanitarias" a las salidas de los niños a la calle de forma gradual, acompañados de un adulto y durante una hora diaria para preservar su salud mental y la de sus familias.

Es más, el Gobierno ya está estudiando la fórmula para poder articularlo, basándose en un informe elaborado por expertos, según ha podido saber 'La Información'. Por el momento, no hay nada concreto, pero la idea es que salida sea, efectivamente, gradual: o bien que salgan primero los que presentan patologías previas o dificultades, o bien hacerlo escalonadamente por grupos de edad. Lo que sí parece tener claro el Gobierno es que habrá que limitar la movilidad, es decir, nada de bicis o patinetes en la calle y un estricto control del contacto con el mobiliario público. También se baraja la posibilidad de implementar mascarillas en función de la edad.

Por el momento, varias comunidades autónomas como Madrid o Galicia ya han pedido flexibilizar lo antes posible el confinamiento para los más jóvenes, mientras que Valencia ya anunciado que abrirá sus colegios durante julio y agosto. La idea de la Conselleria es que, si el Gobierno central da el visto bueno, se puedan realizar las actividades lúdicas propias de la estación estival, como campamentos o granja-escuelas organizadas por ayuntamientos y ONG.

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