El 10% de los adolescentes españoles que beben alcohol lo hacen para "colocarse"


El 61% de los españoles de entre 12 y 18 años consumen habitualmente bebidas alcohólicas y de ellos el 10% lo hacen para "colocarse", según afirmó este lunes la Fundación Alcohol y Sociedad, que presentó un libro en el que apuesta por cambiar la prohibición por la educación para abordar el problema de la ingesta alcohólica entre menores.
El trabajo, titulado "Hablemos de alcohol. Por un nuevo paradigma en el beber adolescente", señala que pese a que en España está prohibido vender bebidas alcohólicas a los menores -en algunas comunidades hasta los 18 años y en otras hasta los 16-, el 94% de ellos aseguran que no tienen problemas para adquirir estos productos.
En la misma línea, el texto, presentado por su coordinador, Javier Elzo, sostiene que la mitad de los jóvenes que beben hoy en España dicen emborracharse como mínimo una vez cada dos meses y que el 69% se iniciaron en este hábito entre los 13 y los 16 años.
Con estas cifras sobre la mesa, la Fundación Alcohol y Sociedad considera que las políticas impulsadas en los últimos años para atajar el consumo alcohólico entre los menores son "insuficientes" y por eso propone en el libro "un nuevo paradigma en el beber adolescente".
Según Elzo, catedrático emérito de Sociología en la Universidad de Deusto, todos los discursos sobre el problema que representa el consumo de alcohol entre los adolescentes "son prohibicionistas y basados siempre en la ley", algo que, a su parecer, es equivocado, pues la norma es necesaria pero "no basta con ella".
Desde esta perspectiva, el coautor del libro José Antonio Marina, catedrático de Filosofía y doctor honoris causa por la Universidad Politécnica de Valencia, incidió en la idea de que este modelo "prohibicionista y casi exclusivamente médico" no ha funcionado y propuso otro basado en la prevención, pero desde los valores sociales y éticos.
"Beber en exceso no es malo sólo porque pueda provocar una cirrosis"; lo es también porque las cifras indican que un número elevado de embarazos adolescentes y de episodios de violencia en este sector de la población ocurren tras consumir alcohol", prosiguió Marina.
Por este motivo, el filósofo apostó no por prohibir beber como tal, sino por "enseñar a beber bien" y para ello, afirmó, es necesario que la escuela y la familia hagan pedagogía con los más pequeños, que los ayuntamientos propongan modelos alternativos de ocio y que la sociedad abandere una "intolerancia absoluta" al abuso del alcohol.
Unido a esto, Marina señaló que las políticas sobre alcohol deberían partir de una misma y única administración, que a su juicio tendría que ser Presidencia del Gobierno, para evitar la duplicidad de esfuerzos y el "despilfarro administrativo colosal" que hay a veces en torno a este asunto.

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