El apartheid todavía vive en un rincón de Sudáfrica

  • A pesar de la joven democracia de Sudáfrica que se estableció en 1994, la población mayoritaria de personas negras y la minoría blanca del país conviven habitualmente sin enfrentamientos de calado. Sin embargo, algunos descendientes de los antiguos colonos aún parecen vivir en el pasado y varios cientos de ellos han creado su propio guetto afrikáner liderados por el nieto del fundador del apartheid.
Los afrikáners del pueblo sudafricano de Orania reivindican su autonomía con bandera propia
Los afrikáners del pueblo sudafricano de Orania reivindican su autonomía con bandera propia
lainformacion.com
Nicolas Brulliard | GlobalPost

(Orania, Sudáfrica). El que la fiebre del fútbol que invade Sudáfrica no se haya apoderado de la localidad sudafricana de Orania no debería resultar una sorpresa para nadie. Durante las dos últimas décadas, Orania ha hecho todo lo que ha podido para ir en la dirección opuesta al resto de Sudáfrica. Mientras la democracia en ciernes luchaba para establecer una sociedad no racista, esta remota comunidad en la provincia del Cabo Norte hizo justo lo contrario y se convirtió en un reducto de afrikáners blancos.

Si el 80 por ciento de los 48 millones de personas que viven en Sudáfrica es blanco, el 100 por 100 de los 750 habitantes de Orania son afrikáners blancos, los antiguos colonos holandeses y alemanes. Y su deporte no es el fútbol.

"El fútbol no me atrae, de verdad", asegura François de Vos, que vive en Orania desde 1998. "A mí me gusta mi rugby".

A lo largo de todo el país la gente se ha unido en torno a los Bafana Bafana, la selección nacional de fútbol sudafricano, y los colores verde y dorado del equipo están por todas partes. El atronador sonido de las vuvuzelas se escucha no sólo en los estadios, sino en los supermercados, los barrios ricos del extrarradio y en los centros comerciales.

El Mundial de Fútbol es el mayor evento deportivo que haya tenido lugar jamás en el continente africano, y sudafricanos de todas las razas están llenando los estadios, los bares y las zonas especiales para aficionados con pantallas gigantes. Quieren vivir también este momento histórico.

Cabo Norte es la única de las nueve provincias sudafricanas que no acoge ninguno de los 10 estadios en los que se celebrarán partidos del Mundial. Eso sí, se han creado 15 zonas públicas especiales para ver los encuentros, según la jefa de gobierno de la provincia, Hazel Jenkins.

"Las zonas públicas emularán la atmósfera de los estadios, y permitirá a los aficionados al fútbol reunirse en un punto central para ver los partidos en directo", dijo a principios de año.

En Orania, en el centro de Sudáfrica, no hay ninguna de esas áreas especiales, y parece que no se necesita. La ciudad tiene un inmaculado campo de rugby, pero no uno de fútbol. El alcalde, Carel Boshoff, comenta que ha oído decir que una de las 320 familias que viven en la ciudad se ha abonado a un servicio de televisión por satélite para seguir los partidos del torneo.

"La gente vio la ceremonia de inauguración y el primer partido y demás en un restaurante que hay cerca del río", explica Boshoff, quien bromea diciendo que ver el Mundial en Orania "no está prohibido".Trece familias se trasladaron a vivir a Orania a principios de la década de 1990, cuando los acontecimientos (incluida la excarcelación de Nelson Mandela hace 20 años) iban marcando el camino hacia el fin del apartheid y las elecciones democráticas.

La comunidad se fundó sobre un campamento abandonado, construido décadas atrás para acoger a los trabajadores que construían una presa en el cercano río Orange.Boshoff es el nieto de Hendrik Verwoerd, el ex primer ministro sudafricano considerado como el político que creó el apartheid.

Asegura que ve muchas cosas positivas en lo que ha ocurrido en el país en los últimos 20 años, incluida la extensión del derecho al voto a todos los sudafricanos. Pero el alcalde también asegura que la evolución ha estado acompañada de una marginalización y persecución injusta de los afrikáners. Los libros de texto, asegura el alcalde, son tendenciosos y les muestran como gente bruta, sin pararse a subrayar sus aportaciones positivas al país.

Orania tiene dos escuelas, donde las clases se imparten en afrikaans, la lengua de los colonos. Hay actividades culturales a lo largo de todo el año, y en una colina cercana se pueden ver bustos de varios iconos afrikáner. La ciudad tiene también su propia organización sindical y moneda, el ora, con lo que se asegura que la mayor parte del dinero de sus habitantes se gasta localmente.

Algunos afrikáners se han mudado a Orania por trabajo o por el atractivo de vivir en una comunidad en la que prácticamente no hay delitos; pero la mayoría acuden por sus ideales, dice Boshoff. En la ciudad viven actualmente más de 700 personas, y cada vez son más. Podría crecer hasta acoger 30.000 personas, pero por ahora Orania tiene toda la gente que puede acomodar, dice Boshoff.

Las autoridades de Orania analizan a los potenciales habitantes, y la raza no es un criterio de admisión. Pero si una familia no blanca quiere vivir en la comunidad "definitivamente generaría tensiones", admite Boshoff, que añade que nunca se ha producido un caso así.

Si bien Orania lucha por un desarrollo independiente y auto sostenible, eso no significa que esté aislada totalmente del resto país. Además de la agricultura, el turismo es un sector creciente de la economía local, gracias a un hotel, un camping, el spa y casas de huéspedes.

La ciudad también ha cooperado varias veces con el Gobierno de Sudáfrica. Mandela visitó Orania al poco tiempo de convertirse en presidente, y el año pasado acudió una delegación de las juventudes del Congreso Nacional Africano, el partido en el poder. El presidente actual, Jacob Zuma, que describió a los afrikáners como "la única tribu blanca" en África, también ha elogiado a Orania como un modelo para erradicar la pobreza en las zonas rurales.

"Necesitamos eso, que nos llevemos bien, el reconocimiento mutuo", asegura Boshoff. Pero que la implicación de Orania con el mundo se extienda al Mundial de Fútbol es algo que todavía queda por ver.

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