El asesinato de McConville llevó el terrorismo del IRA a los católicos

  • El asesinato no resuelto de Jean McConville por el IRA hace más de 40 años conmocionó a Irlanda del Norte, pues no solo ponía de relieve la brutalidad de la organización hacia las fuerzas británicas sino también hacia su propia comunidad.

Javier Aja

Dublín, 1 may.- El asesinato no resuelto de Jean McConville por el IRA hace más de 40 años conmocionó a Irlanda del Norte, pues no solo ponía de relieve la brutalidad de la organización hacia las fuerzas británicas sino también hacia su propia comunidad.

Era diciembre de 1972 y, tras cuatro años de lucha contra las fuerzas del orden, el Ejército Republicano Irlandés (IRA) y su brazo político, el Sinn Fein, se habían erigido en la voz del nacionalismo irlandés, lo que les convertía además en su policía, juez y ejecutor.

Uno de los líderes del movimiento republicano en Belfast en aquella época era Gerry Adams, presidente del Sinn Fein desde 1983 y diputado en la República de Irlanda, quien fue detenido ayer por la Policía norirlandesa (PSNI) para ser interrogado por ese crimen.

McConville, de 37 años, viuda y madre de 10 hijos, fue secuestrada, ejecutada y enterrada en un lugar secreto por una unidad del ya inactivo IRA, que sospechaba que espiaba para las fuerzas de seguridad británicas en la provincia.

Su cadáver fue hallado en 2003 en una playa del condado irlandés de Louth, en la frontera con el Ulster, 31 años después de que varios pistoleros la sacasen de su domicilio en las icónicas torres Divis del oeste de Belfast, zona controlada por el IRA durante el conflicto.

El Ejército británico vigilaba desde la terraza de este edificio aquel bastión republicano en la capital, donde se había mudado McConville tras casarse con Arthur McConville, un católico que la convenció para abandonar el protestantismo y abrazar su fe.

Las versiones sobre por qué fue ajusticiada de manera tan brutal por el IRA difieren.

Algunos miembros de su familia han sostenido que fue asesinada por asistir a la puerta de su casa a un soldado británico herido en un enfrentamiento con activistas republicanos.

El IRA, por su parte, aseguró que McConville era una "informante", acusación que fue rechazada años después por una investigación de la Oficina del Defensor del Pueblo ante la Policía.

Hasta la fecha nadie ha sido condenado por ese crimen pero en las últimas semanas varias personas han sido interrogadas al respecto, entre ellos Adams, después de que la Policía norirlandesa (PSNI) obtuviese nuevos testimonios de antiguos miembros del IRA.

Algunos excombatientes habían ofrecido entrevistas a investigadores de una universidad de Boston (EEUU) acerca del pasado conflicto norirlandés, bajo la condición de que sus declaraciones sólo se harían públicas después de su muerte.

Sin embargo, un tribunal estadounidense ordenó el año pasado que se entregasen algunas grabaciones de esas declaraciones a la PSNI.

En las cintas están las voces de históricos del IRA como Brendan Hughes y Dolours Price, fallecidos en 2008 y 2013, respectivamente, y de Ivor Bell, quien fue arrestado el pasado marzo y está acusado de encubrir el asesinato de McConville.

Los testimonios de Hughes, excomandante del IRA en Belfast, están recogidos en el libro "Voices from the Grave" ("Voces desde la Tumba") del periodista irlandés Ed Moloney, autor también de "Una historia secreta del IRA".

En ambos trabajos ya se acusaba a Gerry Adams de establecer una unidad del IRA que asesinó y enterró de manera clandestina a 17 personas (16 hombres y una mujer) en los años 70, entre ellas McConville, los llamados "Desaparecidos".

Hughes cuenta que un escuadrón del IRA halló en el domicilio de McConville en el oeste de Belfast una emisora del Ejército británico.

El propio Hughes participó en su interrogatorio y, aunque ésta admitió, según él, que trabajaba como informante para las fuerzas del orden, sólo fue advertida y puesta en libertad porque era viuda y madre de diez hijos.

Cuando se encontró una segunda emisora, agregó el excomandante, McConville fue secuestrada y "ejecutada" por pasar información sobre republicanos a las fuerzas de seguridad británicas.

Al IRA se le planteó entonces una cuestión de imagen y, según Hughes, quien después calificó el asesinato de "brutal e inútil", Adams y su adjunto en Belfast mantuvieron una discusión sobre este asunto, pero acordaron que lo mejor era ocultar el cuerpo.

Ese iba a ser el "modus operandi" de una unidad del IRA apodada como los "Desconocidos", encargada de hacer desaparecer sin rastro a personas asesinadas, en su mayoría nacionalistas, para evitar "mala publicidad" para un movimiento considerado de liberación nacional.

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