El CETI de Melilla: años de saturación y una semana de situación límite

  • El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla es uno de los ejes de atención tras el repunte de la presión migratoria en la ciudad, una presión que no es nueva, como tampoco es nueva la situación del centro, saturado desde hace años, aunque con una situación límite desde hace una semana.

Noelia Ramos

Melilla, 25 mar.- El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla es uno de los ejes de atención tras el repunte de la presión migratoria en la ciudad, una presión que no es nueva, como tampoco es nueva la situación del centro, saturado desde hace años, aunque con una situación límite desde hace una semana.

Y es que fue hace justo siete días cuando Melilla vivió su mayor avalancha en la historia, una cifra récord que también provocó la mayor ocupación que ha tenido este centro en sus quince años de vida.

El CETI se inauguró en el año 1999 con una capacidad idónea de unas 370 plazas que años más tarde las avalanchas de 2005 elevaron hasta las casi 500 plazas.

Sin embargo, esa cifra ideal está muy alejada de la realidad, ya que el CETI lleva prácticamente dos años sin bajar su ocupación de las 900 personas.

La sobreocupación, prácticamente habitual, se agravó con los tres asaltos masivos registrados en febrero, los días 17, 24 y 28, pero fue la avalancha de hace justo una semana, en la que entraron unos 500 subsaharianos, la que llevó al centro a una situación límite, con una ocupación cuatro veces por encima.

Hasta ayer, el CETI continuaba albergando a más de 1.900 personas, procedentes de casi 40 países distintos, una cifra que se ha aliviado ligeramente con la salida hoy de unos 60 inmigrantes con destino a centros de la península.

Algunos de ellos serán llevados a Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE), donde permanecerán un plazo máximo de 60 días y que suponen el teórico paso previo a la repatriación que, en muchos casos, nunca llegará a producirse.

Y es que, si España no consigue la documentación necesaria que acredite la procedencia del inmigrante, no podrá devolverlo al país del que teóricamente procede, por lo que será puesto en libertad, aunque la situación de cada una de estas personas será "irregular".

No podrán trabajar ni recibir prestaciones en España e, incluso, podrían ser remitidos nuevamente a los CIE para, de nuevo, tratar de llevar a cabo la repatriación.

Los que salen de Melilla y no van a CIE serán acogidos en centros gestionados por ONG, casos en los que igualmente el inmigrante no tendrá regularizada su situación, aunque estarán ya en la península, lo que desea la totalidad de los que entran en Melilla.

Está previsto que las salidas de inmigrantes desde Melilla continúen esta semana, dentro de la política marcada por la Delegación del Gobierno de que el CETI sea realmente un centro de estancia temporal y no prolongada.

Además, hay que hacer sitio, sobre todo, ante la posibilidad de que se produzcan nuevas entradas, algo que sucede casi a diario, aunque no de una manera tan llamativa como la de los asaltos a la valla.

Y es que las vías de acceso son distintas y las llegadas de inmigrantes constantes, en un goteo incesante que mantiene a Melilla en una alerta permanente desde hace meses.

Cuando no hay una entrada masiva, llega una patera o algún subsahariano es detectado en un doble fondo, a lo que se suma la casuística especial de los sirios, que cruzan por los puestos fronterizos haciéndose pasar por marroquíes.

Desde el asalto masivo del pasado martes, se han producido avistamientos, pero, de momento, los grupos se han quedado lejos del vallado.

El CETI de Melilla vive una cierta tranquilidad, pese a su situación, que no normalidad, ya que difícilmente puede hablarse de normalidad cuando unas instalaciones acogen a tantas personas y de tan diversa procedencia y costumbres.

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