El cohete portador de un satélite cayó cerca de la Antártida, asegura la NASA

  • Washington, 24 feb (EFE).- El cohete que llevaba a órbita un nuevo satélite para la observación de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra cayó al océano, cerca de la Antártida, después de una falla, informó hoy la agencia espacial estadounidense NASA.

Washington, 24 feb (EFE).- El cohete que llevaba a órbita un nuevo satélite para la observación de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra cayó al océano, cerca de la Antártida, después de una falla, informó hoy la agencia espacial estadounidense NASA.

"Los revestimientos de protección, que envolvían al satélite como las dos conchas de una almeja, no se separaron apropiadamente y eso, aparentemente, causó la falla de la misión", dijo en conferencia de prensa Chuck Dovale, director de lanzamientos de la NASA.

"Pero, todavía no conocemos los detalles de lo ocurrido", añadió el funcionario en una conferencia de prensa desde la Base Vandenberg, de la Fuerza Aérea, en California, donde se hizo el lanzamiento a las 09.55 GMT.

El satélite, llamado OCO por la sigla en inglés que corresponde a Observatorio Orbital del Carbono, y valorado en 273,4 millones de dólares, partió al tope de un cohete Taurus XL y pocos minutos después del lanzamiento la NASA observó el fallo.

De inmediato, el relator de lanzamiento de la agencia espacial George Diller dijo que los primeros datos indicaban que la cubierta protectora del satélite, de 441 kilogramos, "no se separó, o no se separó de la forma apropiada".

La nave "no alcanzó su órbita y probablemente cayó en el océano Pacífico cerca de la Antártida", indicó en la conferencia de prensa John Brunschwyler, director de programa del Taurus XL.

El OCO, resultado de casi una década de diseño, desarrollo y construcción, debía haber alcanzado una órbita casi polar sincrónica del Sol a unos 705 kilómetros de la Tierra para recolectar mediciones globales precisas de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera.

Los científicos debían usar esa información para mejorar la comprensión de los procesos naturales y las actividades humanas que regulan la abundancia y distribución de este gas que contribuye al calentamiento atmosférico global.

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