El Congreso contra la pena de muerte adopta la meta de España de lograr una moratoria en 2015

  • Ginebra.- El cuarto Congreso Mundial contra la Pena de Muerte, que hoy acabó en Ginebra, adoptó el objetivo del Gobierno español de lograr una moratoria mundial contra la pena capital en el año 2015.

El Congreso contra la pena de muerte adopta la meta de España de lograr una moratoria en 2015
El Congreso contra la pena de muerte adopta la meta de España de lograr una moratoria en 2015

Ginebra.- El cuarto Congreso Mundial contra la Pena de Muerte, que hoy acabó en Ginebra, adoptó el objetivo del Gobierno español de lograr una moratoria mundial contra la pena capital en el año 2015.

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, fue el invitado estrella de la inauguración del cuarto Congreso, que comenzó el miércoles.

En su declaración, Zapatero abogó por lograr una moratoria mundial y efectiva de la pena capital en el 2015, el mismo año que deberían cumplirse los Objetivos del Milenio, las metas establecidas por la ONU sobre reducción de la pobreza y mejora de los indicadores socio-económicos mundiales.

La declaración final del Congreso, adoptada hoy, recoge y asume como propio el objetivo español y "se congratula" por su lanzamiento.

En la convención, organizada por la entidad "Juntos contra la Pena de Muerte" con el apoyo del gobierno suizo y de la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte, participaron 1.500 personas provenientes de más de 100 países del mundo, entre ellas una quincena de ex condenados a muerte, incluido el español Joaquín José Martínez.

La declaración final se congratula con lo conseguido hasta ahora, como el hecho de que 72 estados hayan ratificado el Pacto Internacional Relativo a los Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas, que prohíbe legalmente la ejecución de la pena capital por los países que lo hayan firmado.

En este sentido, la declaración solicita a los estados abolicionistas "de hecho" a que incluyan en sus legislaciones la total interdicción de la pena capital.

No obstante, hace un llamamiento a los 58 países que aún practican las ejecuciones sumarias, a que se unan "a la mayoría abolicionista".

Para aquellos estados que aún no estén dispuestos a abolirla totalmente, la declaración les pide que sean transparentes en la implementación de la pena, y que reduzcan en sus códigos penales el número de crímenes susceptibles de implicar pena de muerte.

Un llamamiento al que se unió la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Navi Pillay, quien alertó de que muchas de las condenas a muerte se dictan sin que se hayan respetado los derechos procesales del condenado.

Pillay se mostró "totalmente en contra de la pena de muerte", y destacó que el debate en torno a ella debe mantenerse en el marco de los derechos humanos.

"Hay quien quiere que se restrinja a un tema de legislación criminal, y no lo es, el derecho a la vida debe ser protegido en todos los casos, dado que está amparado por la legislación internacional", afirmó la Alta Comisionada.

Pillay se mostró convencida de que "aún hay esperanza" y señaló el ejemplo de Ruanda -que ha abolido la pena capital- "un país con un pasado atroz, de muerte y de asesinato, pero que ha decidido proseguir la vía de la reconciliación y no de más muerte".

Una esperanza que compartió la abogada iraní y premio Nobel de la Paz, Shiri Ebadi, quien recordó "todo el camino recorrido en tan poco tiempo".

Ebadi cree que hay que convencer país por país de la necesidad de derogar la pena capital, y desenmascarar los argumentos que la justifican.

"En Irán y en Arabia Saudí se escudan en el Islam. En China, un país socialista, se ejecuta igual. En Estados Unidos, donde la Constitución establece la separación entre la religión y el estado, se practica la pena capital. No hay argumentos válidos. Debemos sensibilizar a las opiniones públicas de esos países, para que sean ellos, la gente, la que presiones a sus gobiernos".

En China, Irán, Estados Unidos, Arabia Saudí, Pakistán e Irak se ejecuta al 90 por ciento de los reos condenados a la pena capital en el mundo.

"Tenemos que convencer a los países que aún aplican la pena capital, de que su abolición no es sólo beneficiosa para su propia población, sino que significa un paso adelante para la Humanidad", concluyó Ebadi.

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