El consejo de fisioterapeutas destaca los beneficios de esta disciplina en la mejora de las consecuencias de la ela


El Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España (CGCFE) destacó hoy, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), la importancia de la fisioterapia y la figura del fisioterapeuta en esta enfermedad y apuesta por mostrar a los ciudadanos los beneficios de esta disciplina en la mejora de las consecuencias de la ELA.
El vocal del CGCFE y presidente del Colegio de Fisioterapeutas del País Vasco, Iban Arrien, remarcó que el objetivo principal es, mediante técnicas de fisioterapia neurológica o respiratoria, paliar, mantener y preservar las mejores condiciones físicas posibles en cada fase de la enfermedad, a fin de intentar conseguir el mayor grado de independencia y autonomía personal posible, mejorando la calidad de vida del paciente y su familia.
La ELA es una enfermedad degenerativa progresiva del sistema nervioso central, que constituye un problema importante de salud por su gravedad y por el sufrimiento que supone para los afectados y sus familias.
En opinión de Arrien, la limitada esperanza de vida de estas personas, la gran capacidad invalidante de la enfermedad, la necesidad de cuidados permanentes y cambiantes, la gravedad de las complicaciones, así como el cambio en la estructura y la dinámica familiar son aspectos diferenciadores que requieren respuestas coordinadas, accesibles e integrales por parte de toda la sociedad.
La enfermedad responde a una pérdida progresiva de los nervios motores en la médula espinal y el cerebro. Aproximadamente en el 10 % de los casos se produce por un defecto genético, mientras que en otros casos se desconoce la causa, y aparece, generalmente, a finales de la edad mediana o posteriormente, aunque existen casos en adultos jóvenes y en personas de edad muy avanzada.
Las personas afectadas presentan una sintomatología diversa, pero suelen aparecer frecuentemente calambres musculares, debilidad muscular, espasticidad, fatiga, problemas respiratorios y trastornos de la fonación y deglución. A medida que la enfermedad avanza, la persona afectada precisa cuidados por parte de distintos especialistas sanitarios, entre ellos los fisioterapeutas. Por tanto, según Arrien, su tratamiento deberá estar dirigido por un equipo interdisciplinar.
En este sentido, Arrien apostó por un tratamiento fisioterápico con un enfoque individualizado y especializado, debiendo ser revisado y adaptado periódicamente en cada fase de la enfermedad.
Además, consideró importante que el fisioterapeuta establezca programas de educación sanitaria dirigidos no sólo a la persona afectada, sino también a su familia y cuidadores, de forma que puedan conocer mejor la enfermedad, sus factores de riesgo y las pautas a seguir en el tratamiento físico y funcional.

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