El consejo de fisioterapeutas recuerda que la fisioterapia respiratoria es básica para tratar la fibrosis quística


El Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España (Cgcfe), con motivo de la celebración del Día Nacional de la Fibrosis Quística, recordó este miércoles que la fisioterapia respiratoria es básica en la mejora de la calidad de vida del paciente, a través de la reducción de complicaciones respiratorias y de la optimización de su capacidad funcional.
La Fibrosis Quística (FQ) es una enfermedad hereditaria, de evolución crónica y progresiva. La bronconeumopatía crónica y los trastornos nutricionales severos son los pilares a tratar de esta enfermedad para mantener una buena calidad de vida en los pacientes.
Estos factores, más el diagnóstico temprano y la instauración de la terapia adecuada, hacen que el aumento de las expectativas de vida de estos pacientes sea espectacular, siendo de destacar los beneficios de la atención multidisciplinar, donde la fisioterapia ocupa un lugar fundamental.
Al ser una patología de larga evolución, el Consejo General recomienda el contacto permanente con el fisioterapeuta, tanto en lo que se refiere a la enseñanza en las técnicas de fisioterapia respiratoria, como en la asistencia durante los periodos de reagudización y post-quirúrgica.
TRATAMIENTO NO FARMACOLOGICO
Las medidas no farmacológicas para el tratamiento de los pacientes con Fibrosis Quística incluyen técnicas de fisioterapia respiratoria específica, que deben ser aplicadas individualmente por fisioterapeutas entrenados, ajustándose a la edad y las circunstancias individuales de cada niño y su familia.
En esta línea, también se precisan técnicas dirigidas a incrementar la capacidad funcional y mejorar las actividades de la vida diaria, y la adaptación y entrenamiento de las ayudas técnicas que precise.
Asimismo, se recomienda la práctica regular de deporte individualizado aunque este ejercicio debe ser al aire libre, variado, progresivo, individualizado y aeróbico. Además, la intensidad del ejercicio debe estar relacionada con el estadio de la enfermedad, mientras que la frecuencia y duración del ejercicio se aconseja que sea entre 20 y 30 minutos y de tres a cinco veces por semana.

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