El CSIC confirma que la temperatura controla el ciclo de vida de las medusas

  • Madrid.- Investigadores del CSIC han demostrado por primera vez que la temperatura es la única variable ambiental que controla el ciclo de crecimiento y reproducción de la medusa Cotylorhiza tuberculata, una especie poco venenosa pero de las más abundantes en el Mediterráneo, sobre todo en el Mar Menor.

El CSIC confirma que la temperatura controla el ciclo de vida de las medusas
El CSIC confirma que la temperatura controla el ciclo de vida de las medusas

Madrid.- Investigadores del CSIC han demostrado por primera vez que la temperatura es la única variable ambiental que controla el ciclo de crecimiento y reproducción de la medusa Cotylorhiza tuberculata, una especie poco venenosa pero de las más abundantes en el Mediterráneo, sobre todo en el Mar Menor.

Los científicos han comprobado que los inviernos muy fríos elevan la mortandad de los pólipos (la primera fase de desarrollo de la medusa) y con ello, se reduce el número de medusas al verano siguiente, tal como se recoge en un artículo publicado en la revista PloS ONE.

La presencia de este animal en la cuenca mediterránea en los últimos veinte años ha ido en aumento, especialmente en las aguas del Mar Menor, y además, debido al cambio climático, las primaveras se están adelantando y las medusas tienen más tiempo para crecer.

La medusa Cotylorhiza tuberculata se caracteriza por su forma aplanada y, porque vista desde arriba, tiene forma de huevo frito, con ocho brazos cuyos extremos tienen forma de botones blancos o azulados.

Como en la gran mayoría de sus hermanas, su crecimiento tiene una primera fase en la que, en forma de pequeños animales invertebrados llamados pólipos, se reproduce asexualmente fijada a un sustrato.

A continuación, en una segunda etapa, los pólipos se convierten en medusas que crecen rápidamente hasta alcanzar el tamaño necesario para reproducirse sexualmente.

De los huevos fertilizados salen las larvas (plánulas), que buscan un sustrato para transformarse en nuevos pólipos y comenzar el ciclo vital otra vez.

Tras tres años estudiando la presencia de nutrientes en el agua, la salinidad o la influencia de la luz y experimentando con ejemplares de esta medusa en laboratorio, se ha observado que los cambios en la temperatura del agua condicionan la supervivencia de los pólipos y su posterior conversión a medusa.

Según los científicos, no son suficientes los fenómenos meteorológicos puntuales, como por ejemplo una borrasca, para que se produzca esta transición a una fase vital diferente.

El hallazgo permitirá a los investigadores prever cómo será la temporada estival en cuanto a abundancia de este animal cuyo ciclo vital es de tan sólo un año.

"En un entorno cerrado como el Mar Menor, en donde se han llegado a recoger cinco toneladas de esta medusa en un solo verano, resultan útiles estos estudios, porque los resultados se pueden traducir en un nuevo modelo ecológico", explica Laura Prieto, directora del estudio, elaborado por investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (CSIC).

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