El culto y la superstición se dan la mano en Ramadán en Mauritania

  • El culto y las supersticiones se dan la mano durante el mes de Ramadán en Mauritania, un país musulmán donde el ayuno lleva aparejados cambios de hábitos gastronómicos y de consumo.

Maarouf uld Daa

Nuakchot, 23 jul.- El culto y las supersticiones se dan la mano durante el mes de Ramadán en Mauritania, un país musulmán donde el ayuno lleva aparejados cambios de hábitos gastronómicos y de consumo.

Una de las creencias más extendidas en este mes del Ramadán es la de que los demonios, maniatados en los cielos desde el primer día del mes sagrado, son desatados en la noche del día número 26, momento en que bajan a la tierra para traer sus maldiciones.

Ante tal riesgo, todos los hogares mauritanos limpian a conciencia la casa y sus alrededores para prevenir la entrada de los demonios, que, en la creencia popular, buscan su morada entre los depósitos de basura.

Algunos completan la limpieza regando la casa con agua mezclada con la saliva de una persona que haya leído la totalidad del Corán, libro santo musulmán.

"Para nosotros, musulmanes, el encadenamiento de los demonios durante el Ramadán no es discutible porque ha sido mencionado en un hadiz (los dichos del profeta Mahoma); pero nada en el Corán o los hadices señala que son desatados en tal o cual día", explica a Efe el imam de la mezquita de Nuakchot, jeque Yuba uld Slimane.

Otra costumbre extendida entre la población es la de afeitar la cabeza de muchachos y hombres antes de que llegue el Ramadán y no volverlo a cortar durante todo el mes, en el convencimiento de que el cabello que brote durante el mes santo tiene "baraka" o gracia divina.

Los mauritanos lo llaman "tomar la cabellera de Ramadán", como recuerda Fatima mint Bilal, quien lamenta que esta tradición se esté comenzando a perder en el país.

Por lo demás, el Ramadán, como en el resto de países musulmanes, tiene que ver con piedad, recogimiento y beneficencia, pero también con consumo y alza de precios.

Es visible una mayor afluencia a las mezquitas durante todo el mes, particularmente en la oración del Tarawih, que se celebra por la noche, entre dos comidas, durante cerca de una hora.

El mes se presta a los actos de limosna y caridad, y también a la sociabilización, pues las visitas de cortesía a familiares y vecinos es una de las costumbres más extendidas cuando se rompe el ayuno.

En cuanto a los jóvenes varones, los hay que prefieren ir a los cafés en compañía de amigos, mientras que cada vez son más los que aprovechan las horas nocturnas para hacer deporte y celebrar partidos de fútbol a la luz de las farolas.

En el plano gastronómico, los menús cambian en el Ramadán con respecto al resto del año. Para el Futur o ruptura del ayuno la mesa se sirve con dátiles, zrig (mezcla de leche, agua y azúcar), tortas de harina, una sopa de cereales y té o café, mientras que los más pudientes acompañan todo esto de pasteles.

En mitad de la noche, después del rezo del Tarawih, llega la hora del banquete principal, casi siempre consistente en un "tayín" (guiso) de carne roja, pollo o pescado; sin embargo, algunos, como declara Assiyatu Sow, optan por el arroz o el cuscús para evitar las subidas de las tasas de colesterol que se registran sistemáticamente cada Ramadán.

Justo antes del alba, el último momento de la noche en que es lícito llevarse algo a la boca, los tradicional es beber una taza de bassi (cuscús con leche) y el té mauritano, muy cargado de azúcar, pero también hay los que optan por alternativas más ligeras como un hervido de verduras o un simple vaso de agua para aguantar la sed.

El alto consumo en el mes del Ramadán, en el que curiosamente se come más que en el resto del año pese a las largas horas de ayuno, trae cada año también sus consecuencias en la inflación, y todos los productos alimenticios de la cesta de la compra sin excepción aumentan de precio.

Dado que este año el Ramadán coincide con los días más largos y las noches más cortas, el Gobierno ha decretado un retraso en la hora de entrada de trabajo de los funcionarios, que deberán presentarse en sus oficinas a las nueve de la mañana en lugar de las ocho.

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