El éxito de la cautividad para mantener las especies

  • Belén Córdoba.

Belén Córdoba.

Penagos (Cantabria), 10 feb.- La cautividad de especies animales en peligro de extinción permite que esos seres puedan mantenerse para la naturaleza. En ello contribuye el Parque de la Naturaleza de Cabárceno (Cantabria), un referente europeo para que las futuras generaciones puedan seguir viendo gorilas, rinocerontes blancos o hipopótamos pigmeos.

El pasado año nacieron en Cabárceno 124 crías pertenecientes a más de 30 especies diferentes, con especial protagonismo en el ámbito de la regeneración de especies en peligro de extinción como el gorila, el asno somalí, el rinoceronte blanco o la cebra grevy.

Cualquier parque o zoológico serio tiene que proteger ese tipo de especies, y, además, la normativa comunitaria obliga a ello, a trabajar con animales en peligro de extinción y a favorecer la investigación para mejorar y conseguir su reproducción.

En el Parque de Cabárceno saben bien de ese cometido y, aunque se trata de una institución joven, ya saborea las mieles del éxito por la perseverancia y constancia de un equipo directivo, técnico y de cuidadores que procura que lleguen grupos de reproductores lograr un objetivo: mantener la especie.

El coordinador de Servicios Veterinarios del parque, Santiago Borragán, explica a Efe que así sucedió con los gorilas, cuando era "impensable" que al parque llegara un grupo reproductor.

Se conjugaron dos facetas, que el parque contara con una "muy buena instalación" y la disposición "de todos a hacer las cosas bien".

Y los resultados el año pasado, los nacimientos de las dos primeras crías de gorila, que vieron la luz en abril y en noviembre y que han servido para mostrar la idoneidad de las instalaciones de Cabárceno y del trabajo "callado y continuo" realizado durante años.

También, claro está, tiene que ver en este éxito la valía reproductora del gorila Niky, que, desde el punto de vista genético, es uno de los machos "más valiosos" que hay en cautividad en Europa.

Las dos crías no se quedarán en Cabárceno por mucho tiempo dado que, en un periodo de unos cuatro o cinco años, se desplazarán a otro zoológico para cumplir su papel como reproductores.

Otro éxito es el logrado, tras 16 años de trabajo, en octubre de 2013 con el nacimiento de un macho de rinoceronte blanco -el séptimo en toda Europa- que ayudará a aumentar los animales de esta especie en peligro de extinción, y, "si todo va bien", de convertirse en un referente como semental.

Eso ya se experimentó en el parque con el rinoceronte blanco Miguelín, que nació en Cabárceno en 1997 y que, actualmente, vive en Holanda, siendo uno de los machos "más importantes" que hay en Europa de esta especie.

Hay más ejemplos del trabajo que sitúa al parque como referente europeo en materia de regeneración de especies en peligro de extinción, el que viene de la mano de una cría de cebra grevy, la primera nacida en España, que pertenece a una de las especies de cebra "más amenazada" y que hace que la instalación se haya incorporado al elitista grupo de los pocos zoológicos en los que se reproduce.

Pero, no siempre las cosas salen como al equipo técnico le gustaría. Una muestra de ello es la primera cría de hipopótamo pigmeo que nació en el parque pero que falleció a los veinte días de su nacimiento. La esperanza de los veterinarios es que, una vez que se ha producido descendencia, ésta se pueda repetir.

Y lo mismo con la tercera cría de asno somalí que nace en Cabárceno. En este caso, también el parque ha sido el único lugar de España donde se han producido nacimientos de esta especie que, prácticamente, ha desaparecido en la naturaleza.

Pero hay más ejemplares que nacieron el año pasado: la primera cría de camello bactriano, cuatro cebras de Burchell, dos papiones, cuatro monas de Gibraltar o cincuenta crías de ciervos y gamos. Así hasta completar una lista de 124 nuevas incorporaciones al parque.

Las praderas del Parque de la Naturaleza de Cabárceno acogen, en la actualidad, unos 1.000 animales, casi su techo. De ahí que el camino a seguir pasa por ir sustituyendo aquellas especies que no están en peligro de extinción e incorporar las que sí lo están, para incrementar su número en cautividad y conseguir poblaciones que permitan que las futuras generaciones sigan contemplando las bellezas de la naturaleza animal. EFE

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