El Gobierno recela del silencio de Enel sobre el futuro de Borja Prado en Endesa

  • El mandato del presidente de la eléctrica vence en abril y la multinacional italiana no quiere garantizar todavía la renovación por otros cuatro años
De izquierda a derecha: Francesco Starace, Borja Prado y José Bogas.
De izquierda a derecha: Francesco Starace, Borja Prado y José Bogas.
EFE

El primer ejecutivo de Enel, Francesco Starace, se niega a dar pistas sobre la renovación, o no, de Borja Prado al frente de Endesa, una situación que ha puesto en guardia al Ministerio para la Transición Ecológica en un momento clave para la culminación de acuerdos que son esenciales de cara al desarrollo del mercado eléctrico en España durante los próximos años. El proceso de descarbonización y, unido a ello, la nueva senda para el desmantelamiento de las centrales nucleares están sobre la mesa de negociación que mantiene la ministra Teresa Ribera con el sector. El cambio en Endesa no deja de ser una contingencia preocupante a la hora de cerrar un pacto que exige, por otra parte, el máximo consenso entre las empresas eléctricas.

Endesa se ha convertido en una aliada preferente del Gobierno con vistas a ese Plan Integral de Clima y Energía que España tiene que enviar a Bruselas este mes de febrero y en el que entre otros aspectos esenciales quedará definida la hoja de ruta para del apagón nuclear en España. La filial de Enel ha conseguido que el Ministerio para la Transición Ecológica acepte, de entrada, una prolongación de la vida útil de las centrales por diez años más sobre los 40 que están ahora legalmente estipulados. Endesa se juega en este envite cerca de 200 millones de euros anuales ya que ha programado su negocio a partir del funcionamiento de sus instalaciones atómicas durante un periodo mínimo de 50 años.

El papel de Borja Prado y su acreditada capacidad de relaciones institucionales han sido muy importantes en las negociaciones llevadas a cabo estos meses atrás con la Secretaría de Estado de Energía, que dirige su antiguo homólogo de Abengoa, José Domínguez Abascal. El presidente de Endesa dispone todavía de un importante ascendente en el sector aun cuando los poderes ejecutivos dentro de su compañía están cada vez más repartidos a favor del consejero delegado, José Bogas, un hombre de la casa que fue promovido para su actual cargo en 2014 a instancias del propio responsable de Enel y cuyo mandato fue renovado el pasado mes de abril por un periodo de cuatro años, hasta 2022.

Lo que no está tan claro ahora es si Starace va a aceptar las 'recomendaciones' que ha recibido en las últimas semanas desde distintas instancias oficiales para que Borja Prado continúe también en su puesto otros cuatro años. En medios cercanos a Enel existe la convicción de que el presidente de Endesa ha cubierto de sobra su labor tras diez años en el cargo a los que hay que sumar otros dos como miembro del consejo de administración. De ahí que a dos meses vista de la próxima junta de accionistas todavía no se pueda afirmar con certeza que Borja Prado seguirá siendo presidente de Endesa.

La sucesión forzada de Borja Prado implicaría la búsqueda de una solución interna para la que el citado consejero delegado, José Bogas, cuenta con todas las papeletas a su favor. Otra opción pasaría por el fichaje de un nuevo 'chairman' de corte anglosajón sin ningún poder ejecutivo. En este segundo supuesto, Enel podría nombrar a un dirigente italiano de su máxima confianza para exponer públicamente la paternidad efectiva sobre Endesa una vez superadas las susceptibilidades que generó la compra de la que en su día llegó a ser la primera empresa eléctrica de España.

Las tribulaciones de Borja Prado en Endesa no constituyen, por lo demás, ninguna sorpresa y no es ésta la primera vez que su mandato en la empresa aparece cuestionado en los mentideros del sector. La 'cohabitación' con un accionista controlado por un Estado extranjero no ha resultado fácil para el propio interesado, cuyas funciones han sido consideradas por sus propios colegas españoles como las de un 'country manager' al servicio de la empresa italiana. Esta percepción motivó en su día que los promotores del antiguo y ya desaparecido 'lobby' de empresas del Ibex rechazasen la participación en el grupo del presidente de Endesa.

Buenas relaciones con Ana Botín

El propio Borja Prado ha sido consciente también de las complicaciones inherentes que tenía la asunción de un cargo de máxima responsabilidad en una compañía que gestiona un servicio público de máximo interés social en España pero cuyas decisiones se toman a miles de kilómetros de distancia. De ahí que haya estado tentado en ocasiones de buscar otros horizontes profesionales en algunas de las principales corporaciones empresariales del país, como fue el caso de Repsol cuando los mexicanos de Pemex trataron de mover la silla a Antonio Brufau

La posibilidad de que Francesco Starace termine deshojando la margarita en contra de Borja Prado provoca por todo ello cierto revuelo entre lo más granado del mundo corporativo en nuestro país, donde nadie termina de asumir que el ahora presidente de Endesa pueda estar en dique seco dentro de unas pocas semanas. Quien más y quien menos considera que Borja Prado tiene contactos de sobra para hacer valer su hoja de servicios, destacando entre otras ilustres influencias las que pueda reportarle su relación de confianza con Ana Botín. El grupo empresarial vinculado con el Banco Santander constituye una buena expectativa si Enel termina por dar el finiquito al actual presidente de Endesa. 

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