Por Javier Nieto-Remolina.
Madrid, 29 mar.- La Semana Santa, ese tiempo breve anual de recogimiento, silencio, ayuno y contrición, "ya no es lo que era", dicen algunos madrileños católicos, al recordar aquellos días "sagrados" en los que se hacía penitencia y cuando "la Pasión" de Jesucristo era vivida en general con "sentimiento y mucho respeto".
En esta idea coinciden una docena de hombres y mujeres residentes en Madrid, incluidas también personas no religiosas, quienes saben que hay familias enteras que mantienen el vínculo y la tradición pero creen que mucha gente, especialmente la más joven, espera ahora la Semana Santa como "unas vacaciones".
Clara Franco, una mujer mayor oriunda de un pueblo de Cáceres, que sigue viviendo con fe la celebración, recuerda la frase popular "Hay tres días que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión" para explicar que en otros tiempos la Semana Santa era "sagrada".
En su antiguo pueblo de Badajoz, dice Clara, los niños, los adultos y los ancianos "vivían estos días como algo trágico: "Se vestía de luto, se vivía con mas religiosidad, se respetaba el silencio, estremecían las saetas, y el ayuno era estricto: el Jueves Santo no se podía comer carne...".
Ella aún vive "bastante" la tradición, aunque reconoce que los jóvenes "ya no participan tanto" en el pueblo y en Madrid "aún menos", pues la celebración -dice- tiene ahora "mucho folclor".
Otra persona "creyente y practicante", Amador Iglesias, recuerda su niñez en un pueblo de Salamanca, donde el cura se "adueñaba" de la feligresía los Jueves y Viernes santo y soltaba "cada sermón que te dejaba con la boca abierta o te aburría".
Amador es de los que vive religiosamente la Semana Santa y ahora, a sus 72 años, disfruta los "días santos" en la ciudad porque el presupuesto permite "hacer mejores procesiones, esas en las que los pasos y los nazarenos tardan media hora en pasar".
Sin embargo, él es de los católicos que comprueba cómo "los jóvenes se desentienden, cada vez más" de la misa y de la religión.
Ese mismo "desprendimiento" lo ve en sus hijos Juan Pedro Hernández, de 61 años, al recordar su mocedad en Valencia, cuando aparecía la "mona", un bollo de Pascua que llevaba un huevo duro encima que anunciaba la llegada de la Semana Santa.
Hernández reconoce que en Andalucía y en otros lugares se vive la Semana Santa "con mucha intensidad", pero que las tradiciones "han perdido significado y ya no se viven del mismo modo", y cita el ejemplo de sus hijos, ya universitarios y profesionales, que "pasan" y se toman estos días "más como fiesta, sin significado religioso".
Otro católico, este "no practicante", Eutiquio Báscones, de 40 años, ve la Semana Santa "de ahora" como "unos días de descanso, simplemente", y añade que aunque ya no tiene la misma "actitud religiosa" de antes sí le encanta ver "con mucho respeto" el paso de las procesiones.
Eutiquio recuerda de esta época en su niñez el sentimiento "muy religioso, el ayuno y la abstinencia", algo que ha visto disminuir ahora, aunque admira en estos nuevos tiempos "el respeto mutuo entre los creyentes y los ateos".
Algo parecido piensa Santiago Calderón, otro madrileño de adopción, que en su pueblo de Badajoz, cuando niño, tenía como "mayor ilusión" ser un nazareno de la cofradía de "El borriquillo".
Calderón es de los que ve cómo la juventud actual "vive" la Semana Santa con "menos religiosidad y más folclor".
Un "folclor" con el que es crítica Patricia Cristóbal, de 21 años, quien explica que cuando tuvo uso de razón y capacidad de decidir por sí misma "abandonó" el sentimiento religioso que le inculcaron en su niñez .
Patricia es "absolutamente respetuosa con quienes creen" y entiende el "significado importante" que tiene la Semana Santa para muchas personas, pero piensa que "no son de recibo los espectáculos que se montan" en torno a los asuntos de la Iglesia: "Si crees, reza -dice-, pero no hace falta gastar en cultos".
Y esto es lo que critica Rocío L., de 22 años, "cristiana, católica y practicante", convencida de que "lo esencial" es "la celebración de los santos oficios y de la vigilia pascual", que es estrictamente "lo que da sentido a la rememoración de la pasión de Jesucristo".
Rocío cree que, en efecto, "algunos ritos y tradiciones dificultan la vivencia más religiosa (de la Semana Santa) porque fomentan la fiesta", y se pregunta "¿qué sentido tiene sacar a pasear una imagen si no hay devoción?".
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