El nerviosismo se apodera de la recta final de la cumbre del clima

  • El arranque de las negociaciones de alto nivel en la cumbre del climaha estado protagonizado por la crispación entre los países negociadores.
Barroso adelanta su viaje a Copenhague para impulsar la negociación sobre el clima
Barroso adelanta su viaje a Copenhague para impulsar la negociación sobre el clima
Sara Acosta / Copenhague
Sara Acosta / Copenhague

El arranque de las negociaciones de alto nivel en la cumbre del clima ha estado protagonizado por la crispación entre los países negociadores y el caos generalizado. La llegada de los jefes de Estado y de Gobierno se ha saldado con declaraciones a veces incendiarias, que no han hecho sino contribuir a agravar la cacofonía reinante en esta cumbre, la cita climática más importante desde la cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, en 1992.

Con un borrador de acuerdo convaleciente, en espera de que lo reanimen los Gobiernos de aquí al viernes, Copenhague amanecía con cientos de activistas prestos a entrar sin acreditación en el centro de conferencias donde se negocia la lucha contra el cambio climático. El episodio se ha saldado con la detención de más de 200 personas y el Bella Center prácticamente sitiado por la presencia policial. La delegación brasileña, que mañana contará con la presencia de Lula, se quejaba ante la presidencia danesa porque el jefe de su delegación ha quedado atrapado en los controles de seguridad del edificio.

Pocos avances se han hecho sobre el borrador de acuerdo. La de hoy ha sido una jornada llena de palabras y de pocas cifras. Sólo una voluntarista Unión Europea recordaba casi en tono de monólogo que está dispuesta a llegar a un 30% de reducción de emisiones contaminantes y a desembolsar 10.000 millones de dólares entre 2010 y 2012 para financiar el esfuerzo de los países más vulnerables.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha reconocido su "decepción ante el bajo nivel de las negociaciones", que deben concluir el viernes, cuando se espera que 110 jefes de Estado y de Gobierno firmen un nuevo tratado climático que sustituya a Kioto a partir de 2012.

Mientras, los países pobres elevan la presión. El presidente de Sudán, Nafie Ali Nafie, a la cabeza del grupo 77 y de China, lanzaba en el arranque de la comparecencia de jefes de Estado y de Gobierno que "no aceptaremos ningún acuerdo que se aleje de Kioto. La previsión de un segundo periodo de compromiso bajo el paraguas de Kioto es lo mínimo que podemos aceptar, sin el cual no será posible alcanzar un acuerdo en Copenhague", explicó en un inusual tono beligerante. Pero Estados Unidos, que no ha firmado Kioto, ya ha hecho saber que no aceptará nada que se parezca a este tratado. Las posiciones siguen enrocadas a sólo dos días del final.

La clave para salir el impasse sería la creación de dos tramos de negociación, dentro y fuera del tratado de Kioto, que cubra el periodo desde 2012 y a partir de 2020. El escollo sigue siendo la creación de una estructura financiera de acompañamiento a los países más pobres.

La culpa es del capitalismo

La llegada de los presidentes a la cumbre del clima ha alcanzado tonos incendiarios con la presencia de Hugo Chávez y de Evo Morales. En su habitual discurso, sin papeles y trufado de citas literarias de sus héroes, Chávez ha achacado la existencia del cambio climático al capitalismo y al egoísmo de los países ricos. "Un fantasma se pasea por el centro de conferencias, es el capitalismo, ahí rugen los pueblos, ahí se oye (en referencia a las manifestaciones fuera del centro de conferencias) consignas de "no cambien el clima, cambien el sistema". Chávez añadía con su discurso confusión a la negociación. "No firmaremos un documento que ha salido de la nada", en relación a un nuevo borrador que habría propuesto la presidencia danesa. Pero el secretario ejecutivo de la organización, Yvo de Boer, ha negado la existencia de tal documento.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, reclamó la creación de un tribunal de justicia climática que juzgue a aquellas empresa y países que abusen de los recursos naturales de los países pobres.

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