El ocaso de Tarcisio Bertone, un purpurado que combatió a "cuervos y víboras"

  • Siete años después de que el ahora papa emérito Benedicto XVI le nombrase secretario de Estado de la Santa Sede, la época del cardenal Tarcisio Bertone tocó hoy a su fin con el intercambio de consignas con el que será su sucesor, Pietro Parolin, a petición del propio papa Francisco.

Gonzalo Sánchez

Roma, 15 oct.- Siete años después de que el ahora papa emérito Benedicto XVI le nombrase secretario de Estado de la Santa Sede, la época del cardenal Tarcisio Bertone tocó hoy a su fin con el intercambio de consignas con el que será su sucesor, Pietro Parolin, a petición del propio papa Francisco.

Casi una década al frente de uno de los estados más influyentes del planeta, que el propio Bertone ha calificado de "muy positiva" pero que, sin embargo, ha estado marcada por las intrigas y las controversias por el mediático caso "Vatileaks", la filtración a los medios de comunicación de la correspondencia confidencial de Ratzinger.

Bertone, que el próximo 2 de diciembre cumplirá 79 años, nació en un pueblo de la norteña Turín en 1934, Romano Canavese, donde ingresó en la familia salesiana a los 16 años.

Muy vinculado a la universidad (fue rector magnífico de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma), Bertone es doctor en Derecho Canónico, Público, Eclesiástico y Teología Moral.

Desde 1991, con Juan Pablo II, comienza una carrera en la intrincada jerarquía vaticana que le llevaría a los más altos cargos, como el de cardenal, conseguido en el noveno y último consistorio convocado por el papa Wojtyla, en 2003, dos años antes de morir.

El 19 de abril de 2005, el primer cónclave del tercer milenio se resolvió con la elección del alemán Joseph Ratzinger, que pasaría a la historia pontificia como Benedicto XVI.

Con él, Bertone gobierna la Santa Sede desde que en 2006 sustituyese como secretario de estado a Angelo Sodano, un cargo que finalizó en 2013 después de la elección del argentino Francisco.

Con Benedicto XVI, Bertone asume un gran poder dentro del Vaticano, una relación que se consolida aún más con el nombramiento en 2007 de Bertone como cardenal camarlengo (quien gestiona la llamada Sede vacante tras la muerte de un papa), en sustitución del español Eduardo Martínez Somalo.

Será durante el pontificado de Benedicto XVI (2005-2013) cuando Bertone recibirá mayores críticas al encontrarse, a partir de septiembre de 2011, en el centro de las polémicas suscitadas por una de las mayores crisis que han sacudido a la Iglesia Católica, el denominado "caso Vatileaks".

Un verdadero punto de inflexión en su carrera, que le hizo pasar de ser un hombre "prudente y abierto", como se le tildó cuando recibió el premio Conde de Barcelona en 2011, a ser criticado por su "ineficacia" al frente del Gobierno de la Iglesia.

Unas críticas que, según mantuvo el pasado 2 de septiembre en la isla italiana de Siracusa, "provenían de una red de cuervos y víboras".

Pese a las numerosas críticas vertidas contra el camarlengo, siempre contó con el apoyo del propio Benedicto XVI, que llegó a reiterar su confianza en su secretario en una carta de 2005.

"Quiero expresarle mi reconocimiento por su discreta cercanía y sus iluminados consejos, que me han servido de particular ayuda en estos últimos meses. He notado con pesar las injustas críticas hacia su persona y quiero renovarle mi personal confianza", escribió el papa en su carta.

La renuncia de Benedicto XVI, el 28 de febrero de 2013, y la llegada de un papa "desde el fin del mundo", Francisco, supusieron dos puntos de inflexión en el mando de Tarcisio Bertone.

Francisco, que llegó para reformar la Curia y, para gobernar el Estado Vaticano, eligió al hasta hoy nuncio apostólico en Venezuela, el italiano Pietro Parolin, que tomará el relevo de manos del propio Bertone.

Por el momento, Bertone seguirá como presidente de la Comisión cardenalicia que vela sobre el IOR, el Banco vaticano, hasta completar el estudio que exigió al mismo Moneyval, el organismo del Consejo de Europa que evalúa la transparencia de las entidades.

También se mantendrá como camarlengo de la Iglesia Católica, pero eso será durante poco más de un año, hasta que en diciembre de 2014 cumpla los 80 años y cierre, por lo tanto, uno de los episodios más agitados de la historia reciente de la iglesia de Roma.

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