El papa a los europarlamentarios: “no se puede tolerar que el mar mediterráneo se convierta en un gran cementerio”


El Papa Francisco afirmó este martes, en el discurso que pronunció en el Parlamento Europeo, que “no se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio”, en referencia a las muertes que se producen cuando los inmigrantes procedentes de África intentan llegar a las costas europeas.
El Papa, que recibió el aplauso de diputados de todos los grupos, incluido de Podemos, aseguró que en las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda. “La ausencia de un apoyo recíproco dentro de la Unión Europea corre el riesgo de incentivar soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes”, dijo.
A su juicio, Europa será capaz de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración si es capaz a su vez de proponer con claridad su propia identidad cultural y poner en práctica legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos europeos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes.
Además, en cuanto a la ampliación que la Unión Europea (UE) está viviendo en los últimos años, el Sumo Pontífice resaltó la necesidad de ser conscientes de la propia identidad, así como de dialogar en modo propositivo con los Estados que han solicitado entrar a formar parte de la UE en el futuro. “Pienso sobre todo en los del área balcánica, para los que el ingreso en la UE puede responder al ideal de paz en una región que ha sufrido mucho por los conflictos del pasado”, indicó.
Por otra parte, Francisco llamó a los europarlamentarios a defender a las personas por encima de todo, y criticó que las instituciones comunitarias estén dejando de lado los aspectos antropológicos para centrarse en “tecnicismos”, lo que a su juicio aleja a la ciudadanía de estas instituciones.
SOLEDAD
Para el Sumo Pontífice, hablar de la dignidad trascendente del hombre significa apelar a su naturaleza, a su innata capacidad de distinguir el bien del mal, a esa “brújula inscrita en nuestros corazones y que Dios ha impreso en el universo creado”.
Por ello, criticó que en muchas ocasiones se defiendan más los intereses económicos que los de las personas, y advirtió de que “una de las enfermedades que veo más extendidas hoy en Europa es la soledad, propia de quien no tiene lazo alguno”.
En su opinión, este problema se ve particularmente en los ancianos, “a menudo abandonados a su destino, como también en los jóvenes sin puntos de referencia y de oportunidades para el futuro”. Asimismo, considera que la soledad está patente también en muchos pobres que pueblan las ciudades y “en los ojos perdidos de los inmigrantes que han venido aquí en busca de un futuro mejor”, indicó el Papa, que alertó de que este drama se está viendo agudizado por la crisis económica.

Mostrar comentarios