El papa Francisco ya tiene su barrio entre los pobres de Buenos Aires

  • El papa Francisco ya tiene su barrio entre los pobres de Buenos Aires, aquellos a los que visitaba con asiduidad mientras ejerció su labor pastoral como arzobispo de la capital argentina, y que ahora reclaman un hogar digno apoyados en su mensaje: "familia y vivienda van de la mano".

Alida Juliani Sánchez

Buenos Aires, 12 mar.- El papa Francisco ya tiene su barrio entre los pobres de Buenos Aires, aquellos a los que visitaba con asiduidad mientras ejerció su labor pastoral como arzobispo de la capital argentina, y que ahora reclaman un hogar digno apoyados en su mensaje: "familia y vivienda van de la mano".

"Elegimos entre todos los vecinos el nombre del barrio porque nos sentimos muy identificados con el papa, ya que él conoce bien las necesidades de toda la gente que vive en la pobreza", aseguró a Efe Marcelo, uno de los integrantes de las cerca de mil familias que conviven junto a la Villa 20, en el distrito de Lugano.

Unas 3.500 personas, familias jóvenes en su mayoría con un mínimo de dos hijos, de nacionalidad argentina, boliviana y paraguaya, principalmente, han hecho de esos terrenos su hogar con la esperanza de que las autoridades cumplan con la ley dictada en 2005 por la que la zona debería haber sido urbanizada.

"Nuestro problema es el de la vivienda digna. Las autoridades alegan la contaminación de la zona para que sea desalojada y edificar de una sola vez, pero los vecinos se cansaron de las mentiras. Te dicen que te van a dar una casa y pasan los años y los gobiernos y no se hace nada", denunció Marcelo.

Pendientes de que la Justicia dicte orden de desalojo, los "vecinos" del barrio Papa Francisco enviarán una carta al Santo Padre, quien en diciembre pasado reclamó públicamente viviendas dignas para todas las familias sin techo, explicándole su "lucha", y así hacerla llegar "a través de una voz tan autorizada como la de él" a casi todo el mundo.

"Nuestra lucha es la misma que queremos que se haga en todos los barrios pobres, la lucha por la urbanización, como en todos los barrios de la capital que carecen de una vivienda digna para la gente", dijo Marcelo.

En grandes cacerolas calentadas al fuego, los habitantes del "nuevo" barrio preparan la comida comunitaria, con alimentos donados por vecinos de la zona, y la leche para los niños, que reparten entre las jóvenes madres.

"La gente vive con normalidad, dentro de la situación en la que nos encontramos", afirma Marcelo, quien asegura que no quieren que se les regale nada, "sólo que se urbanice finalmente y poder pagar la luz, el agua y la escritura de la casa".

De momento, el final del verano austral ayuda a sobrellevar la situación, "pero el problema se presentará con la llegada del invierno y del frío", explicó a Efe Fernando Murias, uno de los tres médicos que junto a una enfermera trabajan de forma voluntaria en el asentamiento.

"Hay muchos chicos y mujeres embarazadas y llega el invierno. No hay un problema sanitario ya. Aparecerán con el frío. Estamos recabando información entre todos los pequeños que tienen antecedentes de bronqueolitis para ir preparándonos", puntualizó.

Los médicos se distribuyen por zonas y visitan las precarias casas construidas con madera y chapa anotando los antecedentes clínicos de sus moradores, con especial atención a los niños.

"Cuando existía en la zona un cementerio de autos generó 14 causas de saturnismo (intoxicación con plomo). De ahí vino una orden judicial de sanear esto y urbanizarlo, que es la que no se está cumpliendo", denunció Murias.

"Sin el apoyo familiar, esta situación no se podría mantener", continuó el doctor, quien precisó que los habitantes del barrio papal son "familias jóvenes que cuentan con el apoyo de los abuelos, que son los que se quedan cuidando el trozo de tierra mientras los padres trabajan y los niños van al colegio".

Con una misa, celebrada por el padre Franco, uno de los conocidos como "curas villeros" que trabajan en las zonas marginales de Buenos Aires, quedó inaugurado este martes el barrio Papa Francisco.

"Es una idea excelente apelar al papa para dar a conocer la situación de esta gente y reclamar que la iglesia se implique para encontrar una solución al problema", afirmó el doctor Murias antes de proseguir con su visita casa por casa.

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