El papa pide a la Virgen de Fátima que lo sostenga para que sea "firme en la fe"

  • Fátima (Portugal).- Benedicto XVI llegó hoy a Fátima, meta de su viaje a Portugal, donde visitó la Capilla de las Apariciones y allí pidió a la Virgen para que "el Papa sea firme en la fe, audaz en la esperanza y fuerte en el amor".

El papa pide a la Virgen de Fátima que lo sostenga para que sea "firme en la fe"
El papa pide a la Virgen de Fátima que lo sostenga para que sea "firme en la fe"

Fátima (Portugal).- Benedicto XVI llegó hoy a Fátima, meta de su viaje a Portugal, donde visitó la Capilla de las Apariciones y allí pidió a la Virgen para que "el Papa sea firme en la fe, audaz en la esperanza y fuerte en el amor".

Ante decenas de miles de personas, que desafiaron el frío y la lluvia, el Papa Ratzinger consagró a María a todos los hombres del mundo y fijando la mirada en la imagen de la Virgen dijo que "consuela profundamente saber que está coronada no solo con el oro y la plata de nuestras esperanzas y alegrías, sino también con los proyectiles de nuestras preocupaciones y sufrimientos".

Con esas palabras, Benedicto XVI se refería a que en la corona de la Virgen se encuentra engarzada la bala que disparó el terrorista turco Ali Agca a Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 en el Vaticano y que no logró matarle.

El Papa Wojtyla siempre mantuvo que "una mano disparó (la de Agca) y otra mano (la de la Virgen) guió la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte".

En su primer viaje a Fátima, en 1982, un año después del atentado, Juan Pablo II donó a la Virgen la bala.

En la parte estrictamente religiosa de su viaje, Benedicto XVI rezó durante unos minutos ante la imagen de la Virgen en la capilla que se levanta en un lateral de la explanada y después ofreció a la Virgen -lo mismo que hizo Pablo VI en su viaje de 1967 a Fátima- una Rosa de Oro.

Sonriendo, contento de estar en la localidad portuguesa que vivió en 1917 las seis apariciones de la Virgen a los tres niños videntes, Benedicto saludó a numerosos niños y a las miles de personas que le acogieron con "Viva o Papa Bento".

El Papa Ratzinger dijo que venía a Fátima como un hijo que visita a su madre y lo hace en compañía de miles de hermanos y hermanas y pidió a la Virgen que los confirme en la fe y en la esperanza.

"Quiero presentar a tu Corazón Inmaculado las alegrías y las esperanzas, así como los problemas y los sufrimientos de tus hijos e hijas que se encuentran aquí, en Cova di Iria, o nos acompañan en la lejanía", afirmó.

Tras la plegaria, Benedicto XVI se trasladó a la nueva iglesia de la Santísima Trinidad -inaugurada en 2007 por el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, un templo con capacidad para 9.000 personas, con 13 puertas de bronce que simbolizan los doce apóstoles que participaron con Jesús en la Última Cena- donde celebró las vísperas con los sacerdotes, religiosos, seminaristas y diáconos.

El Papa les agradeció el testimonio "silencioso y para nada fácil" que dan y dijo que la "principal" preocupación de los sacerdotes debe ser "la fidelidad y la lealtad a la propia vocación, a Cristo".

"La fidelidad a la propia vocación exige valentía y confianza, pero el Señor quiere también que sepáis unir vuestras fuerzas, colaborar unos con otros y apoyaros fraternalmente", agregó.

El Papa Ratzinger dijo que el mundo necesita del testimonio de las personas consagradas, en una sociedad en la que muchas personas "viven como si no hubiese un más allá, sin preocuparse de la salvación eterna".

En su discurso no se refirió directamente a los casos de clérigos pederastas, aunque pidió a los sacerdotes que "presten una particular atención ante un debilitamiento de los ideales sacerdotales o ante el hecho de dedicarse a actividades que no son propias de un ministro de Jesucristo".

A los seminaristas les manifestó que tienen que saber la gran responsabilidad que van a asumir.

"Comprobar bien las intenciones y las motivaciones, dedicaros con fuerte ánimo y espíritu generoso a vuestra formación. La Eucaristía, centro de la vida del cristiano y escuela de humildad y de servicio debe ser el objetivo principal de vuestro amor", señaló el Pontífice.

Benedicto XVI agregó que los sacerdotes deben ser "libres, santos, pobres, castos y obedientes".

Concluidas las vísperas, el Papa consagró a los sacerdotes al Corazón Inmaculado de María, pidiendo a la Virgen que les ayude, "para que no falten vocaciones, para que no cedamos a nuestros egoísmos, a las lisonjas del mundo y a la sugestión del diablo".

También pidió a la Virgen que libere a los curas de "cualquier peligro" e invocó que la presencia de la Virgen "haga florecer el desierto de nuestra soledad y que brille el sol sobre nuestra oscuridad".

"Que tu presencia haga tornar la calma tras la tempestad, para que cada hombre vea la salvación", concluyó el Papa.

Esta noche, el Papa asiste a la tradicional procesión de las Velas y al rezo del rosario. Mañana oficiará una misa en el altar levantado ante la basílica, a la que se espera que asista más de medio millón de fieles.

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