El polvorín de Hortaleza, un arma arrojadiza entre derechas e izquierdas

Granada que apareció en el centro de Hortaleza
Granada que apareció en el centro de Hortaleza
EFE

El lanzamiento de una granada a un centro de menores extranjeros no acompañados de Madrid ha provocado un cruce de acusaciones políticas cuya arma arrojadiza está siendo un centro en el que muchas veces se duplica -o triplica- su capacidad y sus trabajadores han denunciado ya tanto la falta de medios como de efectivos. La policía continúa con la investigación para conocer a esa persona que habría arrojado una bolsa de plástico con una granada y una paquete de clavos al interior de las instalaciones el pasado miércoles. El artefacto, que parece de nacionalidad rusa y se podría comprar en internet por unos 50 euros, puede que no hubiera explosionado por sí solo debido a la poca carga que llevaba, pero los agentes de la Policía Nacional que se acercaron en un primer momento decidieron avisar a los Tédax para hacer una explosión controlada. Y así fue. Lo que también explotaron fueron los cruce de acusaciones entre todos los partidos políticos.

Así, desde Vox Rocío Monasterio quiso conocer en la Asamblea de Madrid cuántos expedientes se han tramitado en los centros de menores, separando por nacionalidades de origen, sobre conductas contrarias a la convivencia en los centros de los años 2015 a 2019. Rápidamente Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad, respondía así: "Qué pasa que si es españolazo, de los nuestros, la conducta incívica está bien vista. Para mí todas las conductas incívicas son condenables". También hubo un enfado tremendo del secretario general de Vox, Ortega Smith, al preguntarle si el partido condenaba que alguien hubiera arrojado una granada al centro: "No, si le parece me encanta. Hacen ustedes unas preguntas... me encanta que pongan granadas... un poquito de seriedad. Vox no tiene nada que ver con eso y lo condena junto a los que hacen demagogia política desde los medios de comunicación". 

El presidente de la misma formación política, Santiago Abascal, dio un paso más indicando que su partido "sospecha" que las "cloacas" del PSOE, "salpicadas por el GAL", han sido las responsables de colocar esa granada. Desde el gobierno ha sido la portavoz Isabel Celaá la que ha dejado claro que las palabras de dirigentes de Vox intoxican conciencias e incitan a "conductas no deseables". Su declaración llega después de que Ortega Smith insistiera en que "está habiendo una relación directa entre esa emigración ilegal y la delincuencia y evidentemente hay que tomar control de esa situación lo antes posible", ha añadido. Y todo este cruce de acusaciones, mientras se realizan valoraciones políticas respecto a un hecho criminal del que no se conoce ni quién lo ha realizado, ni los fines, ni las circunstancias.

Dentro del centro los trabajadores lamentan muchas de las situaciones a las que se enfrentan cada día y la problemática que genera un pequeño grupo que tiene atemorizado a los vecinos. Desde el sindicato CSIF aseguran que los empleados están "desbordados"y son incapaces de "llevar a cabo el proyecto educativo para el que está diseñado". Recuerdan que el espacio está diseñado para acoger a 35 adolescentes entre 15 y 17 años en riesgo de riesgo social y situación de desamparo -no solo menas- y que, en algunos casos, llegan a acoger hasta 140 personas. "Es un problema que si no se llega a un acuerdo de todos los partidos políticos y dejan de hacer declaraciones ventajistas, no lo podremos solucionar", asegura su portavoz, Javier Prieto.

Tres trabajadoras del centro ya relataron a La Información hace unas semanas las situaciones a las que se enfrentan para poder desarrollar su trabajo y a la falta de medios también sumaron el mal comportamiento de algunos de los internos, los conocidos como la banda del pegamento. Esos jóvenes se dedican a salir todos los días y esnifar en bolsas de plástico el pegamento o disolvente que en numerosas ocasiones roban en las tiendas de los alrededores. Cuando regresan al centro relatan como su actitud es muy violenta y no sería la primera vez que se enfrentan a sus cuidadores que en alguna ocasión se han dado de baja por no soportar el estrés o se han vuelto a casa con algún brazo roto. 

Mientras, en la calle, los vecinos del barrio de Hortaleza insisten en que no es una cuestión de racismo sino de intentar vivir sin que les roben constantemente. No quieren estigmatizar a nadie, pero lo cierto es que un día sí y otro también se enfrentan a robos de cartera, a amenazas con navajas o machetes, a tirones de las cadenas de oro -sobre todo a las personas más mayores- y numerosos hurtos que hace que en alguna ocasión los vecinos cambien el itinerario para evitar pasar por delante de las puertas de un centro en el que se agolpan los menores que ya cumplen los 18 años por no saber a donde ir. 

Desde dentro los trabajadores consideran que la situación que viven en su ambiente laboral es "insoportable e incompatible" con la seguridad tanto de ellos como de los jóvenes que se encuentran en el inmueble. Un empleado del centro califica de "lamentable y repudiable" la aparición de una granada y cree que se debe al ambiente generado por las "bandas latinas y la extrema derecha". Cabe recordar que este miércoles en un comunicado los trabajadores reclamaron que la situación "insostenible" del centro no sea utilizada por los grupos políticos "en su interés" ni "demagógicamente" por la prensa.

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