El río Paraguay expulsa a cientos de miles de habitantes de su ribera

  • El desbordamiento del río Paraguay se agravó hoy debido al impacto de nuevas lluvias, que han desplazado a cientos de miles de personas, en particular en Asunción, donde muchas de ellas sobreviven en campamentos precarios en los que tendrán que permanecer durante meses, según los expertos.

César Muñoz Acebes

Asunción, 29 jun.- El desbordamiento del río Paraguay se agravó hoy debido al impacto de nuevas lluvias, que han desplazado a cientos de miles de personas, en particular en Asunción, donde muchas de ellas sobreviven en campamentos precarios en los que tendrán que permanecer durante meses, según los expertos.

Las lluvias anómalas, en período del invierno austral, que es seco, han sacado de sus viviendas a 300.000 personas en Paraguay, 50.000 en Brasil y 11.000 en Argentina por las crecidas de los ríos.

En Asunción, la ciudad más afectada, el río Paraguay subió hoy otros cinco centímetros en el puerto, hasta los 7,1 metros, según comprobó Efe.

Aunque no es el mayor nivel registrado, la inundación actual es la peor de su historia por el número de personas desplazadas, 75.800, según el Municipio.

Son mayoritariamente personas pobres, venidas del campo, que se instalaron en zonas de riesgo cercanas al río, llamadas "bañados", las cuales han quedado completamente anegadas.

En el bañado Tacumbú las casas de dos pisos son pequeñas islas en una gran laguna de agua parada, llena de basura, de donde emergen aquí y allá los palos superiores de porterías de fútbol, la parte alta de las viviendas de un nivel y el techo de los vehículos que no salieron a tiempo.

Únicamente las viviendas de ladrillo se mantienen, mientras que las más pobres, construidas de maderas y materiales varios, están bajo el agua.

Los antiguos residentes se aglomeran en campamentos esparcidos por toda la ciudad, improvisados en cualquier espacio libre en el margen de calles o en plazas, así como en los terrenos de dos cuarteles.

"Es muy doloroso perder todo de la noche a la mañana, con todo el sacrificio conseguís y perderlo", dijo entre lágrimas Divia Riquelme, de 24 años, sentada junto con sus dos hijos delante del refugio que construyó con su pareja en el predio militar de la Primera División de Infantería.

La Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) les dio algunas placas de aglomerado y chapas para el techo. Ahora es todo lo que tienen, pues su vivienda precaria en el bañado Tacumbú se hundió por el agua.

"Vivimos como animales y más con esta lluvia que vino. Parece un charco de chancho. Gotea todo en nuestra casa, es un desastre", se quejó Carina González, de 39 años, que tiene cuatro hijos.

Vive frente a una calle de fango, en el refugio contiguo de Riquelme, que tiene una pared de hule porque González carece de dinero para comprar más placas de aglomerado, según dijo.

Su mayor queja es la espera de "horas" para lavarse en las pocas instalaciones construidas por la SEN y la escasez de baños.

En el predio militar viven 8.098 evacuados, pero solo hay entre 45 y 50 sanitarios, es decir uno para más de 160 personas, según admitió el teniente coronel Cándido Chamorro, que está a cargo de uno de los campamentos.

La SEN indicó a Efe que se han agotado los sanitarios portátiles en todo el país, ante la magnitud de la emergencia.

Además de las viviendas, muchos de los damnificados han perdido el trabajo, pues gran parte de ellos estaban empleados en los astilleros, que están paralizados, mientras que otros eran recicladores, pero los centros de acopio también están inundados.

El marido de Riquelme está en busca de trabajo, mientras que ella tiene temor de alejarse de sus hijos, en un campamento masificado en el que no conoce a sus vecinos. "No tenemos con quién dejar a los niños. Estamos todo tipo de gente aquí", dijo.

Algunos de los residentes de los bañados que tienen casas de dos pisos siguen en ellas, por miedo a que les roben.

Las antiguas calles son vías de agua ahora, donde la gente se desplaza en botes, en una especie de Venecia triste, poblada por gatos que sobreviven en los tejados.

Una vez al día recorre el lugar una lancha de la Marina.

"Como paraguayo te duele el corazón ver a la gente perder las pocas cosas que tienen, lo poco que han logrado en tantos años trabajando y luchando", dijo el suboficial de Infantería de Marina, Vinicio Martínez, durante una patrulla.

Tras varios días de precipitaciones torrenciales, hoy amaneció sin lluvia y hasta despuntó el sol.

La Dirección de Meteorología pronostica que el río bajará en los próximos meses, pero que volverá a subir a finales de año, durante la verdadera época de lluvias, por lo que cree que los evacuados no podrán regresar a sus viviendas, o lo que quede de ellas, hasta el año que viene.

Mostrar comentarios