El seco y caluroso aniversario 461 de Sao Paulo

  • Un Sao Paulo hirviendo y sediento de la lluvia que ponga fin a una de las peores crisis hídricas de su historia cumple hoy 461 años esperando y desesperando porque las altas temperaturas den paso a la tan necesaria agua.

Alba Gil

Sao Paulo, 25 ene.- Un Sao Paulo hirviendo y sediento de la lluvia que ponga fin a una de las peores crisis hídricas de su historia cumple hoy 461 años esperando y desesperando porque las altas temperaturas den paso a la tan necesaria agua.

La tierra de la "Garoa" (llovizna) parece encallada en su propio apodo y no consigue escapar a la sequía que azota desde hace meses la región, impregnada por una aridez que ha calado hasta en la población.

El nivel de la Cantareira, el sistema de embalses que abastece a 6,5 millones de paulistas (un tercio de la población de la región metropolitana), se ha adueñado de las conversaciones y es ahora el tema estrella en cualquier cena.

Caminar por la calle a mediodía ha pasado a ser un deporte de riesgo y los ventiladores han desaparecido de las tiendas y de los almacenes.

Incluso en la Avenida Paulista, corazón financiero de la urbe de los negocios, los ejecutivos no han resistido el calor y han mudado sus elegantes trajes por ropas más ligeras, toda una revolución para una calzada caracterizada por la elegancia incluso a más de 30 grados.

Ni siquiera el parque de Ibirapuera, el pulmón verde de Sao Paulo, es ya un buen escondite para las altas temperaturas, aunque las múltiples sombras de sus árboles sirvan de refugio a más de uno.

Por eso, los habitantes de la mayor ciudad suramericana exprimen sus ideas pensando en cómo reutilizar el agua de la lavadora o el de los platos y huir así de la tan temida ausencia de líquido básico.

Una contradictoria escena en la que, cuando al fin la lluvia toma el papel principal al final de la tarde, lo hace de forma localizada, puntual y causando inundaciones y estragos, eso si, siempre lejos del principal reservorio.

Mas de mil árboles arrancados en lo que va de año y al menos 800.000 residencias con cortes de electricidad son testigos de la rabia y la fuerza de unas tormentas que no logran ni solucionar ni siquiera aliviar la tensión.

Una grave situación que amenaza con desestabilizar la cotidianeidad de los habitantes de la multicultural Sao Paulo, construida gracias al apoyo, fuerza y empuje de la inmigración, sobre todo a la de miles de nordestinos (de los estados del nordeste del país), bolivianos, libaneses y japoneses.

Sobre todo tras reconocer por primera vez el gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, que existe racionamiento en el suministro de agua en el estado más rico y poblado de Brasil, con más de 40 millones de habitantes.

Pero los serios y grandes problemas de la mayor ciudad suramericana no deslucieron las celebraciones por la fundación de la ciudad.

Este cumpleaños, como es tradicional en los últimos años, estuvo acompañado de una nutrida y variada programación deportiva y cultural, en las que se destacó un 'ciclopaseo' matutino por las principales avenidas del centro y que promovió el uso de la bicicleta como medio de transporte para driblar el caótico tráfico.

El Ayuntamiento dispuso de cinco escenarios abiertos en cada una de las regiones de la metrópoli para la presentación, desde el sábado, de grupos musicales de diversos géneros, entre los que destacaron el músico Jorge Ben Jorge, considerado el padre de la fusión musical conocida como "samba-rock", y la rockera Pitty.

Las exposiciones también ocuparon su espacio en el aniversario paulistano, como las de fotografías de refugiados del acervo de la ONU inaugurada este fin de semana en el Centro Cultural Sao Paulo, la del caricaturista Paulo Caruso y la de inmensas filas para ver las obras de gigantismo del australiano Ron Mueck en la Pinacoteca.

El trolebús turístico que recorre el centro de la ciudad operó con una ruta y precios especiales con motivo del aniversario.

Así, 461 años después de que un grupo de jesuitas pusiera la primera piedra de la iglesia que celebraba la conversión del apóstol Pablo, en el llamado Patio del Colegio, la "ciudad gris" amanece hoy presa de las altas temperaturas y a la espera, siempre a la espera, de que la meteorología le de, por fin, un respiro.

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