El sistema financiero islámico, ¿viable en Marruecos?

  • Con la llegada del partido islamista Justicia y Desarrollo (PJD) al Gobierno en Marruecos resurge el debate sobre la viabilidad de promover el "sistema financiero islámico" en el país.

Fatima Zohra Bouaziz

Rabat, 30 dic.- Con la llegada del partido islamista Justicia y Desarrollo (PJD) al Gobierno en Marruecos resurge el debate sobre la viabilidad de promover el "sistema financiero islámico" en el país.

Las finanzas islámicas, que aparecieron como concepto en los años setenta, se asientan sobre las bases de la "sharia" (ley islámica) que prohíbe la usura, y han comenzado a atraer en todo el mundo a millones de musulmanes que evitan involucrarse en actividades financieras que comportan interés o usura.

Una de las primeras visitas internacionales recibida por el presidente del Gobierno, el islamista Abdelilah Benkirán, fue significativamente la del jeque Jalid ben Thani al Thani, presidente del Banco islámico Qatari International (QIIB) para discutir sobre las oportunidades de crear en Marruecos un banco y una aseguradora islámicos.

Y es que en Marruecos, al contrario que en otras regiones islámicas, las finanzas islámicas solo se han hecho tímidamente visibles con la introducción de tres productos llamados "alternativos" en el orden financiero clásico.

Se trata de la "murabaha" que supone la compra de un bien por el prestamista y su venta al prestatario con un margen de beneficio.

Otro producto es la "mudaraba" que es un acuerdo de sociedad entre el prestamista (propietario del capital) y el prestatario (aporta un saber) para realizar un proyecto con el fin de repartirse los beneficios y las pérdidas entre las dos partes en función de lo acordado.

En cuanto a la "mucharaka" es parecida a la "mudaraba", pero en este método las dos partes del contrato contribuyen activamente en la financiación de un determinado proyecto. Los beneficios y las pérdidas son repartidas de forma proporcional.

Sin embargo la comercialización de dichos productos se produjo de forma "casi confidencial", ya que faltó la publicidad necesaria para darlos a conocer, explica el economista marroquí Mohamed Larbi Ben Otman.

Asimismo, Ben Otman apunta que esta demora en autorizar el acceso de bancos islámicos en Marruecos es "una decisión política", debido a la "reticencia" del Estado hacia toda manifestación islamista y al "veto" ejercido por el "poderoso lobby financiero" marroquí.

Ahora en Marruecos, prosigue Ben Otman, la banca islámica se impondrá "por la fuerza de las circunstancias" dictadas, según él, por la nueva configuración política del país con la victoria del PJD en las elecciones legislativas, y por la crisis económica en los principales países socios de Marruecos.

Para Ben Otman, la financiación islámica se erige ahora como una "fuente importante" de financiación de proyectos en el país.

Por su parte, el economista y miembro del PJD, Nayib Bulif (uno de los "ministrables" para Finanzas), subrayó que su partido siempre ha defendido el modelo de bancos islámicos en Marruecos cuando estuvo en la oposición, y ahora considera que el país está preparado para adoptar las operaciones financieras sometidas a la "charia".

Bulif considera que Marruecos en estos momentos está mejor preparado por varias razones: la coyuntura política, al estar un partido islamista al frente del Gobierno, y el contexto financiero internacional de crisis, que implica la necesidad de buscar nuevos inversores en el mundo islámico.

A todo esto se añade la falta de liquidez que sufre Marruecos, y que ha llevado al Banco Central inyectar entre 22.000 y 24.000 millones de dirhams (entre 1. 900 y 2.000 millones de euros) en el circuito monetario.

Bulif comenta que la puesta en marcha de un sistema financiero no solo supone un "incentivo" para los inversores del Golfo o los de Asia, como Malasia e Indonesia, "dispuestos a invertir en marcos regidos por el proyecto financiero islamista", sino que elevará la tasa de bancarización nacional.

Para ello, Bulif insiste en una revaluación del sistema bancario que tiene que estar basado en un enfoque "participativo" en lugar de "rentista", de modo que el banco se convierte en un socio y herramienta de producción en lugar de ser una institución de servicios, agrega.

El economista islamista defiende la importancia de la banca islámica basada en la "economía real" en lugar de "economía financiera".

Para la implantación de dicha modalidad bancaria sometida a la "sharia", Bulif habla de la necesidad de retoques del arsenal jurídico y del derecho de los negocios.

Bulif argumenta que su partido no quiere "islamizar el sistema bancario", sino que abogará por "el liberalismo económico"; y de hecho, para él, la banca islámica puede convivir con el sistema bancario clásico en un marco de competitividad.

Del mismo modo, Ben Otman confirmó la posible armonía entre las dos modalidades bancarias: "Prueba de ello -anotó-, el éxito que están teniendo los bancos islámicos en Occidente".

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