El Supremo de EEUU inicia nuevo curso con la discriminación positiva a debate

  • El Tribunal Supremo de EE.UU. estrenó hoy un nuevo período de sesiones con la constitucionalidad de la discriminación positiva como principal frente abierto, aunque también deberá pronunciarse sobre la legislación electoral y la violación de derechos humanos por parte de empresas fuera de EE.UU.

Marc Arcas

Washington, 1 oct.- El Tribunal Supremo de EE.UU. estrenó hoy un nuevo período de sesiones con la constitucionalidad de la discriminación positiva como principal frente abierto, aunque también deberá pronunciarse sobre la legislación electoral y la violación de derechos humanos por parte de empresas fuera de EE.UU.

La fuerte carga ideológica de estas cuestiones -a las que, muy probablemente, se unirá el debate sobre el reconocimiento del matrimonio homosexual- hace prever a los analistas que durante este curso se regrese al tradicional enroque entre magistrados progresistas y conservadores.

La polarización ideológica en el seno del tribunal ha ido siempre in crescendo durante los últimos años, pero esta tendencia se rompió el pasado curso cuando el presidente del Supremo, el conservador John Roberts, se unió a los jueces progresistas para declarar constitucional la reforma sanitaria de Barack Obama.

Sin embargo, para el experto en el Tribunal Supremo de la Universidad de Pittsburgh Arthur Hellman, el movimiento de Roberts fue "algo puntual" y no debe llevar a creer en un relajamiento de las posturas por parte de los magistrados.

"La gente tendrá a Roberts en el punto de mira creyendo que éste quizá les vuelva a sorprender. Yo no lo creo. No creo que vaya a haber sorpresas en ninguno de los grandes casos que se aproximan", subrayó en declaraciones a Efe.

De los previstos para este curso, el caso que más revuelo ha levantado entre la sociedad estadounidense es el llamado "Fisher contra la Universidad de Texas", en el que, en 2008, Abigail Noel Fisher, una joven blanca que entonces acababa sus estudios secundarios, demandó a la universidad por no admitirla como alumna.

Según los abogados de la parte demandante, Fisher se vio perjudicada por los criterios de discriminación positiva que la Universidad de Texas aplica a la hora de admitir alumnado, lo que, a su juicio, dio prioridad a los jóvenes pertenecientes a minorías -especialmente afroamericanos e hispanos- en detrimento de la alumna blanca.

Tras pasar por tribunales de menor rango (que siempre han dado la razón a la universidad en aras del fomento de la diversidad), ahora el caso llega al Tribunal Supremo, donde una hipotética sentencia favorable a la demandante podría ser pionera para dar marcha atrás en todo el país en lo que a políticas de discriminación positiva se refiere.

Otro de los asuntos que se abordarán en este nuevo período es la potestad de los tribunales estadounidenses para admitir a trámite demandas sobre violaciones de los derechos humanos por parte de empresas que operan en países extranjeros.

"Es difícil predecir la actitud de los liberales y conservadores en esta cuestión, puesto que es algo que se remonta a la voluntad de los padres fundadores", explica Hellman, que relaciona el debate con la pregunta ya planteada por éstos en el siglo XVIII: "¿Hasta dónde alcanza la ley de la nación?".

Aun así, el abogado experto en Jurisdicción Federal Andrew Coan sí apunta a un cierto sesgo ideológico, puesto que, según explicó a Efe, "tradicionalmente", los conservadores "se han mostrado contrarios" a juzgar en EE.UU. hechos que tienen lugar en el extranjero.

Uno de los asuntos más escabrosos sobre los que deberá pronunciarse el Tribunal Supremo es un apartado del "Voting Rights Act", que regula el derecho al voto, según el cual algunos estados históricamente vinculados a la discriminación racial -mayoritariamente del Sur- deben obtener aprobación por adelantado de la autoridades federales para llevar a cabo cualquier cambio en su legislación electoral.

Sin embargo, los expertos opinan que, "con toda probabilidad", no habrá sentencia sobre esta cuestión hasta pasadas las elecciones presidenciales del próximo 6 de noviembre, por lo que en ningún caso éstas se verían afectadas sea cual sea la decisión final.

Por último, todo indica que durante este curso también se abordará la constitucionalidad del "Acta de Defensa del Matrimonio" de 1996, que niega el reconocimiento federal a los matrimonios homosexuales.

"Hay una fuerte división ideológica en el tribunal especialmente sobre temas sociales: asuntos raciales, matrimonio homosexual (...)", explica Hellman, "como también la hay en la sociedad estadounidense", sentencia.

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