El terremoto puso fin al lento proceso de estabilización de Haití

  • Ramón Santos

Segunda noche de dormir al raso para miles de personas en Puerto Príncipe
Segunda noche de dormir al raso para miles de personas en Puerto Príncipe

Ramón Santos

Santo Domingo.- La tragedia que vive Haití tras el devastador terremoto del martes pasado puso fin al lento proceso de estabilización política y económica que adelantaba el país más pobre de América.

La catástrofe que enfrenta la nación caribeña, que según organismos de socorro causó unas 50.000 muertes, si bien no hay cifra oficiales, obligará a posponer la celebración de las elecciones legislativas de febrero próximo y abrirá debates sobre la conveniencia o no de realizar los comicios generales de noviembre.

En las elecciones legislativas se renovará un tercio del Senado y la Cámara de Diputados.

"Estas elecciones tienen una importancia capital para el futuro del proceso democrático en Haití y para la consolidación de la estabilidad", señaló apenas el 7 de enero pasado el jefe de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), Hédi Annabi, quien están entre las decenas de miembros de la ONU desaparecidos tras el sismo.

La afirmación del diplomático tunecino advertía, asimismo, que el fracaso de esos comicios "empeoraría la desconfianza y la sospecha", y conduciría a un "cuestionamiento" de los progresos realizados durante los cuatro últimos años en el empobrecido país.

Lo ocurrido hace sólo dos días empeora aún más la situación de una nación donde la mayoría de sus nueve millones de habitantes subsiste con menos de dos dólares diarios.

Tradicionalmente, Haití ha sido un país convulsionado sumido en serias confrontaciones internas y con una muy escasa tradición democrática.

En abril pasado, el país realizó votaciones para elegir a 12 de los 30 escaños del Senado, que aunque se celebraron en un clima de calma, se estima que apenas participó entre el cinco y el diez por ciento de los 4,5 millones de electores.

De esos comicios fueron excluidos los candidatos del partido Familia Lavalás, del ex presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide, exiliado desde 2004 en Sudáfrica.

Lo cierto es que si a raíz del terremoto, que según las Naciones Unidas afectó a tres millones de personas, un tercio de la población haitiana, la situación política de la nación caribeña parece caer en el limbo, en el área de la economía el panorama es más que incierto.

El 8 de abril de 2008 cinco personas murieron en una marcha multitudinaria celebrada en Puerto Príncipe en protesta por la carestía y el alto costo de los alimentos.

Un día después el presidente René Préval anunció subsidios para el arroz, leche y huevos, y ordenó una reducción en los salarios de los funcionarios.

Al mismo tiempo, países y organismos internacionales sugirieron un plan oficial para contener el aumento en los precios de alimentos, generar empleos e impulsar la producción agrícola.

Estos problemas se agravaron de manera dramática entre agosto y septiembre de 2008, cuando tres huracanes y una tormenta tropical azotaron Haití, con un saldo de más de 900 personas muertas y casi 200 millones de dólares en pérdidas en las áreas productivas.

Tras estas fatídicas experiencias, la comunidad internacional se volcó en ayudas para Haití y junto a los esfuerzos locales lograron restablecer la normalidad del país.

Las buenas noticias empezaron a llegar a mediados de 2009 con el anuncio del Banco Mundial de que el país logró la condonación de 1.200 millones de dólares de deuda.

A esto siguió un segundo anuncio, esta vez del Club de París, sobre la condonación de la deuda de 62,73 millones de dólares que la nación caribeña, mientras el Fondo Monetario Internacional aprobó un incremento de 36,3 millones de dólares en la ayuda financiera a Haití.

La racha positiva continuó en agosto con la orden emitida por el Tribunal Penal Federal de restituir los fondos del dictador Jean Claude Duvalier (6,3 millones de dólares) al Gobierno haitiano.

El panorama halagüeño se extendió a octubre gracias a la visita al país del ex presidente estadounidense Bill Clinton, nombrado por la ONU como su enviado especial para Haití, en compañía de unos 100 empresarios de 14 países interesados en conocer las facilidades del país.

La tragedia, sin embargo, se cebó contra Haití apenas en la segunda semana del nuevo año con el terremoto y su ola de destrucción sin precedentes en el país caribeño.

"Esto hay que verlo para creerlo", exclamó Préval, un día después de la mortal sacudida, que destruyó la sede del Gobierno y la propia residencia del mandatario, entre otros muchos edificios en Puerto Príncipe.

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