El Vaticano exige obediencia al papa para una renovación de la Iglesia china

  • El Vaticano considera que la obediencia al papa es la premisa para una verdadera renovación de la Iglesia en China y denuncia que los sacerdotes que han recibido ilegítimamente la ordenación episcopal han usurpado un poder que Roma no le ha conferido.

Ciudad del Vaticano, 26 abr.- El Vaticano considera que la obediencia al papa es la premisa para una verdadera renovación de la Iglesia en China y denuncia que los sacerdotes que han recibido ilegítimamente la ordenación episcopal han usurpado un poder que Roma no le ha conferido.

Así lo señala hoy la Santa Sede en un comunicado sobre la reunión que mantuvo en el Vaticano del 23 al 25 de abril la comisión creada por Benedicto XVI en 2007 para estudiar la situación de los católicos en China, donde son perseguidos.

En la nota, la Santa Sede denuncia la existencia de una "Asociación", en referencia a la Iglesia Patriótica controlada por el Gobierno comunista de Pekín, que se coloca "por encima de los obispos" y pretende guiar la comunidad eclesial.

El Vaticano reivindica el derecho del papa a nombrar a los obispos católicos chinos.

Indica que ese derecho "se ha visto oscurecido" por los eclesiásticos que han recibido de manera ilegítima la ordenación episcopal y por los obispos ilegítimos que han tomado posesión de su ministerio "usurpando un poder que la Iglesia no les ha conferido".

"Los comportamientos de estos obispos, además de agravar su posición canónica, han turbado a los fieles y muchas veces han forzado las conciencias de los sacerdotes y de los fieles", precisa.

Los participantes en la reunión, puntualiza el Vaticano, son conscientes de las dificultades de la Iglesia católica en China para desarrollar su misión, pero subrayaron que la evangelización "no puede realizarse sacrificando elementos esenciales de la fe y la disciplina católica".

"La obediencia a Cristo y al sucesor de Pedro (el papa) es la premisa para una auténtica renovación y ello vale para todos los componentes del Pueblo de Dios. Los laicos también tienen que ser fieles a sus pastores", añade.

La comisión, de la que forman parte los jefes de los dicasterios del Vaticano y representantes del episcopado chino, también exhortó a los fieles chinos a defender la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, proteger a la familia y promover los valores tradicionales de la cultura china.

Los reunidos pidieron a los laicos chinos que participen con "celo apostólico" en la evangelización del pueblo chino y reiteraron la unión de la Iglesia católica china con el papa y todos los obispos esparcidos por el mundo.

Esta comisión fue creada por Benedicto XVI en 2007, tras la carta que escribió a los católicos chinos.

En anteriores reuniones se analizó la misiva papal y la repercusión que tuvo, junto a temas de formación humana, intelectual, espiritual y pastoral de los seminaristas y de las personas consagradas, así como la formación permanente de sacerdotes.

En China existen entre 8 y 12 millones de católicos, según datos del Vaticano, divididos entre los pertenecientes a la Iglesia oficial ("Patriótica") -controlada por el Gobierno comunista- y la clandestina, en comunión con Roma y perseguida por Pekín.

Uno de los puntos que enfrenta al Vaticano con Pekín es el nombramiento de los obispos, pues el primero reclama que sólo pueden ser designados por el papa, mientras que la Iglesia Patriótica ha ordenado obispos sin el visto bueno de la Santa Sede.

En los últimos años se han producido momentos de acercamiento -se nombraron obispos con el visto bueno del pontífice- y otros de enfrentamientos, cuando la Iglesia Patriótica nombró prelados sin el permiso de Roma, lo que el Vaticano siempre ha deplorado "con dolor".

El Vaticano y China no mantienen relaciones diplomáticas desde 1951, después de que Pío XII excomulgara a dos obispos designados por el Gobierno chino, que a su vez expulsó al nuncio apostólico, quien se estableció en la isla de Taiwán.

Para reanudar las relaciones diplomáticas, Pekín exige que el Vaticano rompa previamente con Taiwán y no "interfiera" en los asuntos internos chinos.

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