Emilio Bouza es gallego. Pero a diferencia de lo que se dice de los gallegos siempre se sabe cuándo sube y cuándo baja. Bouza está enganchado a los virus desde que se licenció en Medicina y Cirugía en la década de los setenta. Luego levantó la Unidad de Enfermedades Infecciosas en el madrileño Hospital Ramón y Cajal, fundó la Sociedad Española de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, combatió el SIDA en el Gregorio Marañón... Ahora, los ojos de la Comunidad de Madrid se han posado en él para asumir las funciones de portavoz del Grupo COVID creado por el Ejecutivo regional y por el Gobierno de España para marcar la hoja de ruta que logre parar los pies a un virus que atenaza a la sociedad madrileña con un duro rebrote.
Corrían los ochenta del siglo pasado y Emilio Bouza, siempre elegante, casi siempre con pajarita, veía pasar por su despacho del Marañón enfermos del HTLV-III, poco después llamado Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y conocido por todos por la dolencia que ocasiona el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Aquellos primeros pacientes morían, muchos de ellos. Otros luchaban contra las enfermedades asociadas al síndrome, envueltos entre el miedo al contagio y la estigmatización social.
Aquella época que vivió Emilio Bouza en primera persona y en gran soledad en el Gregorio Marañón tiene tremendas similitudes con la Covid-19 que hoy nos atenaza en todo el mundo.
En primer lugar, cuando aparecieron los primeros casos de SIDA nadie sabía que sucedía ni a qué se debían. Simplemente miles de personas se infectaban. Cuando se detectaron los primeros casos de Covid-19 ocurrió lo mismo. En segundo lugar, una parte de los enfermos de VIH fallecía. Igual que hoy pasa con el coronavirus cuya mecha prendió en China el año pasado.
Por último, la carrera contra el tiempo para lograr una vacuna contra el virus del SIDA se convirtió en una larga maratón que hoy, todavía, continúa. En este 2020 los investigadores se afanan en hallar una fórmula mágica contra la Covid-19. Se desconoce el tiempo que pueda tardarse en encontrar la pócima que proteja a la población de los efectos del ‘bicho’.
Aquellos enfermos y estos de hoy eran mirados de soslayo: podían contagiar. Poco importaban entonces que las vías de transmisión estuviesen súper limitadas; poco importan hoy tampoco, donde una tos es señal de alarma en la calle, en el trabajo, en el colegio o en casa.
El tándem de gobiernos ha elegido a un sabio que trata de tú a tú a los ‘bichos’. Bouza ha tenido mucha más carrera profesional y de crecimiento personal después de su etapa de explorador del SIDA. Y también antes, con su formación en el extranjero al más alto nivel. Bouza era hasta ahora Personal Emérito de la Sanidad regional. Hoy se convierte, con la distancia de la experiencia, en el 'Fernando Simón' de la CAM, el hombre que dará la cara para explicar qué, cuándo y cómo se va a acometer la pandemia en Madrid.
Bouza siempre fue didáctico. Falta le va a hacer ahora esa virtud.
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