Empieza el juicio por el accidente del Concorde que causó 113 muertos en 2000

  • París.- El juicio por el accidente del Concorde que se estrelló el 25 de julio de 2000, pocos minutos después de su despegue del aeropuerto parisiense de Roissy-Charles de Gaulle y que causó 113 muertos, comenzó hoy en el Tribunal Correccional de Pontoise, a las afueras de París.

París.- El juicio por el accidente del Concorde que se estrelló el 25 de julio de 2000, pocos minutos después de su despegue del aeropuerto parisiense de Roissy-Charles de Gaulle y que causó 113 muertos, comenzó hoy en el Tribunal Correccional de Pontoise, a las afueras de París.

En el banquillo de los acusados se sientan la aerolínea Continental Airlines, propietaria de un avión que minutos antes del accidente había perdido una lámina de titanio en la pista, y cinco personas físicas acusadas de negligencias que entrañaron "homicidios involuntarios".

En el accidente del avión que se dirigía a Nueva York perecieron los cien pasajeros, la mayor parte de ellos alemanes, los nueve miembros de la tripulación y otras cuatro personas que estaban en el hotel de Gonesse con el que se estrelló el aparato.

La mayor parte de los familiares de las víctimas no figuran entre la acusación particular, porque aceptaron las indemnizaciones que les pagó Air France, propietaria del Concorde, y Continental.

Según la tesis de la acusación, fue una lámina de titanio que se desprendió del DC-10 de la aerolínea estadounidense la que provocó el accidente.

El Concorde pasó por encima de la lámina, lo que hizo que uno de sus neumáticos estallara y, los restos del mismo, agujerearon un depósito de combustible que se incendió.

El avión perdió el control y acabó por estrellarse sobre un hotel próximo.

Por eso acusan a Continental, a dos de sus trabajadores y a otros tres responsables de la seguridad del avión supersónico.

John Taylor, trabajador de la aerolínea estadounidense, está acusado de no haber fijado convenientemente la lámina que se desprendió del DC-10, un trabajo mal efectuado que validó su superior jerárquico, Stanley Ford, también encausado.

Henri Perrier, que fue director del programa Concorde entre 1978 y 1994, Jacques Hérubel, ingeniero de Aerospacial, uno de los constructores del aparato, y Claude Frantzen, que supervisó este avión por cuenta de la Dirección General de Aviación Civil están acusados de no haber tenido en cuenta fallos en la concepción del supersónico tras anteriores incidentes del avión.

Frente a la tesis de la acusación, basada en las pesquisas de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), la defensa asegura que el avión se incendió antes de pasar por la zona en la que estaba la placa de titanio del DC-10.

Su principal baza son una serie de testigos que aseguran haber visto llamas en el ala del avión antes de que pasara por encima de esa pieza.

El juicio acabará el próximo 28 de mayo.

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