Empieza la negociación final "a tres bandas" para cerrar la reforma pesquera

  • Las instituciones de la Unión Europea (UE) empiezan hoy en Bruselas las reuniones y negociaciones finales -conocidas como trílogos o a tres bandas en la jerga comunitaria- con el objetivo de acordar la reforma de la Política Pesquera Comunitaria (PPC) y la futura gestión de los caladeros.

Mercedes Salas

Madrid, 19 mar.- Las instituciones de la Unión Europea (UE) empiezan hoy en Bruselas las reuniones y negociaciones finales -conocidas como trílogos o a tres bandas en la jerga comunitaria- con el objetivo de acordar la reforma de la Política Pesquera Comunitaria (PPC) y la futura gestión de los caladeros.

Representantes de la Comisión Europea (CE), Parlamento Europeo y del Consejo de ministros (Gobiernos comunitarios) comienzan un intenso calendario de reuniones para conciliar la reforma pesquera y concluir cerca de dos años de discusiones acerca de la futura PPC, cuyo objetivo principal es la recuperación de las pesquerías.

Para ello, las propuestas de esta reforma incluyen ideas como la supresión de los descartes (capturas no deseadas de peces que después, muertos, son arrojados al mar) o la fijación de objetivos de rendimientos máximos sostenibles (RMS), es decir, de existencias pesqueras en el mar.

La negociación de la PPC también abarca la regulación de los mercados de los productos de la pesca y de la acuicultura y la definición de "flota artesanal", de la que dependerá en qué medida se beneficien ciertos tipos de barcos de los fondos de la UE.

España es el país que más se juega, por ser la primera potencia pesquera comunitaria, con 10.200 navíos.

La PPC está relacionada con otra negociación, la del Fondo Europeo Marítimo y Pesquero para 2014-2020 pero en este caso el Parlamento Europeo no ha fijado su posición todavía.

Frente a revisiones anteriores de la PPC, la novedad de esta reforma pesquera es el poder de decisión de la Eurocámara.

Según los acuerdos conocidos hasta ahora, el Parlamento Europeo defiende una posición más cercana a las tesis ecologistas que la que se ha plasmado en el Consejo de ministros de la UE (representantes de los Gobiernos).

Una de las ideas centrales y más polémicas de la reforma de la PPC es la reducción o eliminación de los descartes de pescado mediante la imposición a los pescadores de que descarguen obligatoriamente todas sus capturas en puerto.

En este punto, la Eurocámara y el Consejo de ministros discrepan, porque el PE respaldó la obligación de que la flota desembarcara todas sus capturas, de acuerdo con un calendario específico para cada especie que empezaría en 2014 y concluiría en 2020.

Pero posteriormente, el Consejo de ministros de la UE llegó a un consenso favorable a flexibilizar tales obligaciones, de manera que el calendario sería más flexible, empezando en 2014 para las pelágicas (jurel o caballa) pero con más márgenes: en los caladeros del suroeste en 2016 y en el mar Mediterráneo en 2017.

Además, los países de la UE pactaron un porcentaje "de minimis", es decir una proporción de descartes permitidos, que comenzaría en 2019 con un 9 % e irían disminuyendo hasta el 7 % en 2023.

Para la flota española, la prohibición de los descartes es problemática en el caso de flotas como la del Gran Sol o la de arrastre del litoral.

En cuanto a la postura de los eurodiputados, la ponente del PE sobre la reforma pesquera, la alemana Ulrike Rodust, expresó su rechazo al acuerdo del Consejo de ministros acerca de los descartes.

Otro aspecto de la PPC es la definición de flota artesanal, que Bruselas propuso situar en barcos de hasta 12 metros de eslora y que el Gobierno español quiere ampliar hasta aquellos buques que tengan un máximo de 15 metros o hagan mareas de un día.

Dentro de las reivindicaciones nacionales, España reclama que se modifique la "estabilidad relativa", criterio histórico según el cual se han repartido las cuotas y se ha restringido el acceso de la flota nacional a determinados caladeros.

Aunque en esa petición España está sola, el Gobierno español valora que el acuerdo alcanzado dentro del Consejo de ministros ha supuesto la ruptura de "ciertas barreras políticas".

Esto podría significar que la flota nacional pueda aprovechar especies que antes capturaba y que no podía llevar a puerto porque no disponía de cupos, como por ejemplo el bacalao o eglefino que extraen accidentalmente los barcos dedicados a la merluza.

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