Crisis del coronavirus

Rumbo a territorio comanche: la odisea de pasar la frontera de Portugal a diario

La variante de Covid-19 ómicron ha provocado el aumento de contagiados en Portugal y obliga al Gobierno a adoptar medidas sanitarias que cambian las condiciones de vida en la frontera con España. 

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Rumbo al territorio comanche: "Para ir a Portugal necesito el certificado Covid".
La Información

Luis es administrativo en una escuela de Almeida, Portugal, muy cercana a la frontera española. Sin embargo, este portugués de nacimiento lleva 13 años residiendo en Fuentes de Oñoro, municipio salmantino que se también se encuentra próximo a la 'línea divisoria' entre los países ibéricos. Luis atiende a La Información desde el colegio donde está empleado. Desde el pasado miércoles está obligado a portar el pasaporte Covid cuando acude diariamente a trabajar. Le inquieta que su familia pueda contagiarse: "Estamos preocupados por nuestros mayores y por eso estamos tomando medidas. Los padres de mi mujer son personas de riesgo". Admite que en Portugal, con casi un 90% de población vacunada, la gente se estaba relajando: "En el interior de los bares no era obligatorio llevar mascarilla hasta ahora, aunque yo me la seguía poniendo por precaución".

Con las nuevas medidas que anunciaba esta semana el gobierno portugués la mascarilla vuelve a ser obligatoria en todos los espacios cerrados y se exige el pasaporte Covid para acceder a ciertos lugares como restaurantes o gimnasios. También han vuelto los controles en frontera terrestre, donde se exigirá el certificado, mientras que aquellos que lleguen por aire deberán presentar una prueba negativa.

Luis cuenta que la preocupación de las autoridades se centra en aquellos que vienen de los países en alerta, y aunque han vuelto los controles fronterizos, cree que no son comparables a los del primer confinamiento: "Cuando estábamos encerrados en casa los controles eran durísimos. ¡A mí no me querían dejar pasar solo porque me faltaba un documento que encima era gratuito!"-exclama. "Era increíble. Parecía una guerra"- sentencia. En su escuela, asegura, se toman muy en serio las medidas estipuladas por el gobierno portugués y por eso las cumplen a "rajatabla".

El estado de calamidad decretado por el país se encuentra un escalafón por debajo del de emergencia y refleja la preocupación de las autoridades por el aumento de la incidencia, a pesar de que Portugal es el país de la UE con mayor tasa de vacunación contra la Covid-19. La irrupción de la variante ómicron y las fiestas inminentes han hecho aumentar la preocupación de cara a lo que puede ocurrir en próximas semanas. Portugal tiene registrados más de 1,1 millones de casos desde el principio de la pandemia, mientras que el dato de fallecidos supera los 18.400. El repunte de los contagios ya llevado al país a datos que no registraba desde finales de julio y principios de agosto, de nuevo rondando los 3.000 positivos por día en las estadísticas de la Dirección General de Salud (DGS).

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Andrea, en su casa de Salvaterra do Miño, con territorio portugués al fondo.

La Información

Andrea vive una situación parecida a la de Luis en otro punto de la frontera ibérica. Su domicilio se encuentra en Salvaterrra do Miño, pero trabaja en la localidad de Monçao, a tan solo cinco minutos en coche, pero con la 'línea divisoria' de por medio. Regresó a España hace poco más de un año desde su Argentina natal para trabajar en una fábrica de piezas automovilísticas, donde ejerce de encargada de control de calidad. Esta bonaerense nos reconoce que en su empresa siguen preocupados con el avance del virus e intentan aislarlo lo máximo posible: "Al llegar nos controlan la temperatura y en la hora de comer nos juntamos como máximo cuatro personas. Además, desde la dirección intenta que no coincidamos en el cambio de turno para estar menos expuestos". Andrea cree que la gente está más tranquila que en otras situaciones en las que el gobierno decretó medidas sanitarias y no nota diferencia entre los habitantes de estos municipios vecinos, pero de diferentes países.

La pandemia nos ha enseñado que es altamente probable que mientras un territorio asiste sorprendido a una subida de contagios, el país vecino mantiene una tendencia estable. Esta situación provoca que países como Portugal se vean obligados a implementar medidas sanitarias al mismo tiempo que España se mantiene expectante y con cautela ante la variante ómicron. Un panorama que afecta a quiénes viven bajo el 'manto de la frontera' y necesitan cruzar esa línea divisoria para alimentar a sus familias. Y todo esto da lugar a curiosos casos, como los de Luis y Andrea, cuyos certificados de vacunación se han convertido en 'una llave' que abre, nada más y nada menos, que un país.

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