Enseñar una foto no es delito, pero sí el primer error

  • Identificar uno de nuestros perfiles en una red social con la imagen de uno mismo no es delito, ni tomarse una foto y mandarla después a cualquier contacto en internet, pero ambos casos son un imprudente error que puede tener penosas consecuencias si el protagonista de la historia es menor de edad.

Celia Cantero

Murcia, 25 ene.- Identificar uno de nuestros perfiles en una red social con la imagen de uno mismo no es delito, ni tomarse una foto y mandarla después a cualquier contacto en internet, pero ambos casos son un imprudente error que puede tener penosas consecuencias si el protagonista de la historia es menor de edad.

De eso está convencido, al menos, el inspector Juan Iglesias, delegado en Murcia de una unidad de la Policía Nacional, la de Participación Ciudadana, especializada en la prevención de delitos en los que los jóvenes tienen especial protagonismo, bien por ser víctimas o responsables de los hechos.

Con el apoyo de investigadores de la lucha contra la violencia callejera, el tráfico de drogas, la inmigración irregular o los delitos informáticos, según el caso, recorre casi a diario, y desde hace siete años, las aulas de colegios, institutos y asociaciones de padres para abrir los ojos a problemas "que a lo mejor no tienen ahora, pero que les serán próximos casi con toda seguridad".

Los asuntos que se debaten y los "centros diana" a los que van estas patrullas policiales, formadas por voluntarios no remunerados para estas tareas, que las ejercen fuera de su horario convencional, se van adaptando a la realidad de la calle y de cada momento para que las intervenciones sean realmente efectivas con los jóvenes.

Año tras año ha ido subiendo, además, el número de actuaciones preventivas, con 749 charlas en 151 colegios e institutos en 2014 (596 en 120 centros un año antes), al tiempo que ha ido bajando la edad de los niños a los que se dirigen, dada la cada vez mayor precocidad y destreza de estos en el manejo de las tecnologías.

Uno de los dos primeros institutos que apostaron por esta iniciativa, La Aljada, está en Puente Tocinos, donde su directora, Ana Mula, miembro del Observatorio Regional de la Convivencia Escolar, espera a las nueve de la mañana con los brazos abiertos a Iglesias y a sus compañeros Piedad Párraga y Antonio Torralba.

Mula es la responsable docente de 1.200 jóvenes de secundaria y bachillerato de esta pequeña población de la huerta de Murcia, en cuyo instituto entran cada día otros tantos teléfonos móviles, que suponen una amenaza para la convivencia por su valor económico, el riesgo de robos o el abuso de los chats, explica la directora.

Según constató Efe en un salón atestado de estudiantes, la presencia de tres agentes uniformados genera risas nerviosas en los primeros instantes y muchas caras ensimismadas después, conforme avanza un vídeo introductorio sobre el consumo de drogas, las bandas callejeras o el acoso escolar que les va callando en sus asientos mientras toman conciencia de por qué y con quién están ahí.

En dos horas de charla hay decenas de preguntas a los policías, que tienen que bregar, a salto de mata, con inquietudes infantiles sobre la pistola reglamentaria o cuestiones propias de un aventajado usuario de la red que maneja por igual claves propias y ajenas.

Por eso, por las especiales circunstancias del público, por su nivel de madurez y por las lagunas que todavía tienen, este grupo de policías aclara, tras leerles una carta que escribió una joven a su psicóloga, lo que es el "bullying", por ejemplo, porque algunos, por sus preguntas y comentarios, pensaban o podrían creer que "meterse con alguien, si es de broma", es menos malo.

También les hacen ver que denunciar una agresión física o verbal no es chivarse, sino "ejercer la obligación que todos tenemos de proteger", o que de un grupo callejero "jamás saldrá un Ronaldo o un Einstein", y les piden que sean "moderados en las expresiones porque las consecuencias de los extremos pueden ser terribles".

Sobre moderación y cautelas reflexionan después con la traumática experiencia sufrida el pasado verano por una chica de 16 años de Molina de Segura, que grabó unas escenas íntimas para su novio sin imaginar que este las redistribuiría después a sus contactos.

"Por muy enamoradas que estéis", dice Párraga sobre todo a las chicas, "no os toméis fotos o vídeos que os puedan dar vergüenza" en el futuro, "ni mucho menos las empleéis en redes sociales, con independencia de que los perfiles sean aparentemente privados o de que internet sea un universo anónimo, porque no es así".

Iglesias, expiloto de helicóptero recientemente premiado por el Ministerio del Interior por su tarea preventiva, defiende firmemente el trabajo de campo con los chicos y los profesores, para los que pide herramientas que les ayuden a identificar a tiempo conductas delictivas y a frenar las nuevas formas de acoso al menor.

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