"Estoy justo en la frontera con Hungría. El flujo (de personas) continúa", declaró Hans Peter Doskozil, jefe de la policía del estado de Burgenland (este), a la agencia de prensa austriaca APA.
"Estamos esperando 17 o 18 autobuses de dos pisos para poder llevar a la gente a Viena, y tal vez también a Alemania", agregó.
Unos 400 migrantes, que estaban alojados en una sala de conciertos transformada en albergue improvisado en Nickelsdorf, en la frontera con Hungría, abordaron un primer tren que partió hacia el oeste al amanecer, precisó Doskozil.
El responsable añadió que otro tren con el mismo número de pasajeros debería partir en breve. "El segundo grupo de 400 personas está ahora en camino (hacia la estación). Por momentos, la lluvia ha sido muy fuerte. Ahora chispea. La gente está empapada", agregó el jefe de la policía.
Hungría, desbordada por la marea de migrantes, fletó el viernes un centenar de autobuses para trasladar a miles de ellos a Austria, país que junto con Alemania, aceptó acogerlos.
Los autocares recogieron a los migrantes apiñados en la principal estación de Budapest, así como a los alrededor de 1.200 que la víspera salieron caminando de la capital húngara rumbo a Austria.
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