(entrevista) mayor zaragoza: “lo que hemos perdido no son los valores, sino la vergüenza”


Es un grito unánime que recorre las calles españolas en las múltiples manifestaciones, pero alguien lo tenía que poner por escrito. Federico Mayor Zaragoza (Barcelona, 1934) acaba de presentar su último libro, '¡Basta!' (Espasa). En él, el exdirector de la Unesco -quien opina que “lo que hemos perdido no son los valores, sino la vergüenza”- reflexiona a propósito de la injusticia social, de la ética, de los principios democráticos, de la ley del mercado, del capitalismo... y exhorta a cada lector a iniciar una rebelión pacífica. No en vano preside la Fundación Cultura de Paz.
Este catedrático de Bioquímica dirigió la Unesco durante más de diez años. Antes fue Rector de la Universidad de Granada, ministro de Educación en tiempos de UCD, cofundó el centro de Biología Molecular (CBM) y ocupa la vicepresidencia del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Los ciudadanos están cansados de cargar con las consecuencias de una crisis que no han provocado. Porque, tal y como él recuerda, “ni usted ni yo hemos construido aeropuertos fantasmas, ni circuitos de fórmula 1, ni ciudades de las artes, ni nos hemos llevado indemnizaciones millonarias después de arruinar bancos. Usted y yo, como la mayoría de los ciudadanos, nos hemos ganado la vida como podíamos, trabajando, y haciendo equilibrios, a veces más holgados, a veces más estrechos, para llegar a fin de mes”.
Se entiende. Se acepta, se refrenda el juicio. Que respondan los responsables. Pero, bien pensado, siempre ha ocurrido algo similar. ¿Por qué en esta ocasión iba a ser diferente? Mayor Zaragoza cree que la población, de manera unánime, ha mostrado su rechazo al sistema. “Queremos ser ciudadanos, ejercer como tal, y dejar de ser súbditos; ser actores en vez de espectadores. La gente está indignada. Y hay cosas que no está dispuesta a seguir consintiendo este sistema, insisto”.
Por partes. Lo primero que habría que hacer, apunta el exalto mandatario de la Unesco, sería “reponer los principios democráticos y éticos, tanto en el corazón de la política como de la acción ciudadana”. Los mismos ideales que regían hasta los años ochenta en Europa, hasta que Reagan y Thatcher cambiaron el orden mundial. Cuando los menciona, el tono de Mayor Zaragoza se torna agraz, lo contrario que sucede cuando recuerda a Gorbachov. “Fue capaz de desmantelar el imperio soviético sin una gota de sangre. Fue prodigioso, utilizó la palabra, no la fuerza. Pensamos entonces que los demás haríamos lo mismo. Pero no hicimos lo mismo, nos quedamos esperando los dividendos de la paz. Hubo más ejemplos. Nelson Mandela nos dio otro gran impulso. Y la paz en Mozambique, y en El Salvador... ocurrieron cosas asombrosas y maravillosas. Pero llegó Reagan y Thatcher y los mercados... y comenzó el proceso de deterioro”. Y de esos barros nos anegan estos lodos.
A QUÉ HAY QUE DECIR BASTA
Basta al sistema en su conjunto y a las diferentes partidas presupuestarias, mal destinadas en opinión de Mayor Zaragoza. “No podemos permitirnos el gasto militar, de cuatro mil millones de dólares al día. Hay gente muriéndose de hambre”, indica.
Basta a los parámetros económicos: “Vivimos bajo una economía de la deslocalización productiva, basada en la especulación, que crea pobreza en todo los sentidos, también en el medioambiental. Y tenemos una responsabilidad moral con nuestros hijos, con nuestros nietos, con nuestros descendientes”.
Basta a la inercia, a la apatía. Mayor Zaragoza confía en Internet como herramienta de cambio. De cambio real. Ante la duda de que el exceso de información, y la penumbra de algunas de las fuentes informativas que difunden, pueda provocar un ruido y una cierta desconexión, propone reapropiarse del tiempo: “Cada ser humano es capaz de crear, de inventar. Pero para eso necesita tiempo. Para digerir, y cribar, y analizar todas esas informaciones se necesita tiempo”.
Basta al uso de la violencia. Ni siquiera admite, pese a ser un hombre de fe cristiana, la “violencia de la paz”, que recogía el Vaticano II, y que consentía la rebelión del pueblo frente al tirano. Pero, a renglón seguido, hace la siguiente reflexión: “No deja de resultar, sin embargo, irónico, que esas mismas personas, las que preparan la guerra para asentar la paz, sean quienes se quejan de que los que dicen ‘basta’, de momento, también usen la violencia. Son ellos los que se quejan, ¿no es una hipocresía absoluta? Los que no han hecho más que utilizar la violencia durante toda su vida, protestan cuando alguien, cansado de que sus derechos se incumplan, salga a la calle”.
APORTAR SOLUCIONES
Habla del movimiento 15-M, al que califica de “esperanzador”, sobre todo porque “está aglutinado por gente joven que no solo se queja, sino que propone, y lo hace de manera pacífica”, y saca a colación la torpeza de Sarkozy, a quien culpa de haber pedido consejo a Bush antes que a Obama, cuando estábamos a tiempo de atajar la crisis.
¿Y qué le dijo Bush? “Que había que rescatar a los banqueros. Normal, la mayor parte de ellos eran estadounidenses. Por eso estaría bien que sea otro presidente francés, François Hollande en este caso, quien ahora le diga a Alemania que reconocemos y agradecemos su contribución a Europa, pero que Europa la forman 27 países. Y que hay que hacer sin pérdida de tiempo un acuerdo económico. Una unión monetaria sin una económica es insostenible. Del mismo modo que también lo es sin unión política. Hay que aportar soluciones.”
Porque aplicar las medidas de Islandia no procede. Falta proporcionalidad, apunta. ¿Y retocar el entramado autonómico? “Me gusta la idea de la federación. ¿Por qué tenemos que ser todos iguales? Habrá que ser iguales en una serie de cosas que se pacten, y dispares en las que no se hayan pactado. En España, ¿por qué va a haber solo dos excepciones, la del País Vasco y la de Navarra? ¿Porque viene en los fueros? Vamos a estar de acuerdo en un solo estado, en una política exterior común, un ejército y una política de seguridad. Lo demás, que cada región se administre como estime oportuno”.
Y mientras Europa y España arreglan sus asuntos internos, ¿qué sucede con el empleo? ¿Cinco millones de parados no sacan los colores a nadie? Mayor Zaragoza se pone serio: “Que no nos digan más mentiras. No se puede decir que vamos a crear empleo porque es imposible. Si no hay industrias, si con la robotización, la deslocalización y la automatización es muy difícil crear empleo. Nos hemos centrado estos años en la construcción y los servicios. De acuerdo, sigamos haciéndolo, pero bien. Aprovechemos estas características que tiene España, pero no me diga que vamos a crear empleo sin industrias y teniendo en cuenta que las pocas que hay, cada vez necesitan menos mano de obra. ¿Quiere vivir del turismo? Cuide antes la sanidad”.
Oído cocina. Terminemos con algo más amable, saciemos la curiosidad de saber, de todas las personalidades que ha conocido este alto funcionario, cuál ha sido la que más le ha calado. Para bien, claro. Contesta sin titubear: “Por este orden: Mandela y la Madre Teresa de Calcuta”.

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