Las aerolíneas hacen caja

"Crucé la frontera con Portugal en un camión": Volver a casa en plena epidemia

  • Feliciano quedó atrapado en Angola cuando el país africano cerró su aeropuerto y su regreso a Galicia se ha convertido en una odisea.
Feliciano Angola
Feliciano Angola
La Información

Feliciano se quedó en tierra cuando, apenas 48 horas antes de tomar su vuelo de Angola a España, el país africano decretó el 'cerrojazo' del aeropuerto. Él perdió su billete y, poco a poco, se le fueron agotando las opciones para regresar a su casa en A Coruña (Galicia). "Si he conseguido volver ha sido gracias a mis propios medios", relata el hombre. La eclosión de la pandemia sorprendió al español en Luanda, la capital angoleña, donde había viajado para tratar de desarrollar un proyecto agropecuario. La embajada se movió con rapidez y cerró un vuelo de Air France para los cerca de cuarenta españoles en su misma situación. Cuando la aerolínea anuló el trayecto, comprendió que sólo podría salir del continente por su cuenta. No sabía que la peor parte de su odisea comenzaría al llegar a Europa.  

El español programó con antelación su salida del país africano. El plan inicial era tomar un vuelo de la aerolínea holandesa KLM el día 21 de marzo. La mañana del 19, el Gobierno angoleño aceleró contra la pandemia y optó por cerrar los aeropuertos. Llegadas y salidas quedaron canceladas, incluida la de Feliciano. El trabajador recibió las solución de manos de la Embajada, en forma de un correo electrónico con decenas de españoles en copia: el día 23 se subirían a un avión de Air France que les dejaría en París. Aunque, una vez en Francia" tendríamos que buscarnos la vida", la noticia tranquilizó al grupo. Apenas un día antes de la fecha dictada, la compañía canceló el vuelo y los españoles volvieron a quedar a la espera de una llamada.

"Sabía que tenía que salir de ahí como fuera...  lo antes posible", relata el español. El último balance de las autoridades refleja solo siete positivos en un país donde viven más de 29 millones de personas... pero no es el brote lo que asusta a los extranjeros. "Los centros de la sanidad pública tienen colas de 500 personas y las clínicas privadas están fuera de alcance", explica Feliciano. El día 27, el Gobierno decretó el estado de alarma y el Ejército salió a la calle. El español cuenta que buena parte de los angoleños resisten "gracias a la venta ambulante y los trapicheos". Para una población que vive al día, el aislamiento es impensable. "Es cuestión de tiempo que las revueltas estallen y aquí no se andan con tonterías, si le tienen que dar a uno una paliza a uno se la dan".

"Pagué 2.000 euros por un vuelo solo de ida"

La ministra de Salud angoleña, Silvia Lutucuta precisó que las dos únicas muertes registradas por el brote tuvieron lugar el pasado sábado. Esa misma noche, a las 23:00 horas, Feliciano se subió a un avión con destino a Lisboa. "Pagué 2.000 euros por un vuelo a la capital portuguesa con GeoStar", narra el español. El primer billete que compró le costó 350 ida y vuelta. Pisó territorio luso a las 6:00 horas de la mañana del domingo. Desde ahí, tomó un tren a Braga. "Quería acercarme lo máximo posible a Galicia", recuerda el hombre que entendió que un vuelo al aeropuerto de Barajas no le solucionaría gran cosa: "Con las restricciones de circulación, tampoco podía pedirle a nadie que viniera a recogerme en coche a Madrid". 

Cuando menos de 300 kilómetros lo separaban de su casa, los efectos del estado de alarma cayeron como un jarro de agua fría sobre Feliciano: no había autobuses ni trenes que pudieran sacarlo de Portugal y llevarlo a casa. Con un fuerte acento gallego, el hombre relata la última etapa de su aventura. "Tuve suerte", comienza, "Mi cuñado es camionero y me comentó que, si podía esperar al lunes, él me recogería en Braga, donde tenía que parar a descargar". Encontrar un lugar donde dormir era el siguiente paso. "Todo estaba completo, pero en el Hotel Villa Garden me dijeron que me harían el favor de darme una habitación". La buena voluntad de los gerentes y los más de 50 euros que desembolsó por la cama hicieron el resto. 

"De vuelta a la frontera tuvimos la suerte de que no nos pararon". Su cuñado había cruzado los límites solo cuatro horas antes con el camión cargado de comida. Feliciano llegó a casa el lunes al mediodía. Le cuesta entender cómo, a pesar de que su documentación anuncia que posee la nacionalidad española, el salto Portugal-España opusiera tantos problemas: "¿Y si no llego a tener un familiar que me ayude?". 

Los españoles que aún quedan en Angola  han tenido que sufrir otro desencuentro. La Embajada, "que realmente te hace sentir arropado", organizó otro vuelo con Air France que tendría que partir el 1 o 2 de abril. Este mismo lunes, a las 12:33 horas, se les comunicó que la compañía había vuelto a cancelar la operación: "Este vuelo ha sido nuevamente pospuesto. Ahora, desde la Embajada de Francia, nos dicen que la nueva fecha sería el 4 ó 5 de abril", rezaba el mensaje institucional. Las razones se repetían: "Por una situación tan cambiante como de momento incierta de la que, desde luego, esa embajada no es responsable". 

No son culpables lo que buscan las decenas de españoles atrapados, sino soluciones. Al parecer, la nueva fecha parece firme. En solo cuatro días retornarán a su país si, esta vez, la 'hoja de ruta' no queda en papel mojado. El sentimiento es compartido: esperan que su situación se resuelva antes de que el caos estalle en Angola, con ellos dentro. 

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