Toca quedarse en casa

Las mejores excusas de los ciudadanos menos ejemplares del confinamiento

Confinamiento
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EFE

Pasear al gato con correa para que no se altere. Ir a una casa porque supuestamente vivimos allí... y que no nos conozcan cuando llegamos acompañados por la Guardia Civil. Ir a visitar a una prima que no tenemos. Llevar la casa a cuestas porque la nuestra se ha inundado. Estar en los picos de Europa porque se nos olvidó allí la cámara de fotos. Llamar a la insumisión porque este año no hay fiestas de Semana Santa, patearnos Granada porque es una ciudad muy bonita vacía... Son algunas de las excusas que los ciudadanos 'ejemplares' están utilizando para intentar saltarse el confinamiento. Pero no cuelan. Todos han sido denunciados por algún agente de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado porque toca quedarse en casa y, de no hacerlo, nos enfrentamos a multas que van desde los 600 a los 30.000 euros o en algunos casos a meses de cárcel.

Desde que el Gobierno decretara el estado de alarma son muy puntuales los casos en los que se permite salir a la calle y ninguno de los ciudadanos citados cumplen dichos requisitos aunque intenten hacer creer que sí. En plena operación salida de Semana Santa se multiplicaron los controles de la Guardia Civil de Tráfico, llegando a hacer 10.000 al azar, porque algunos todavía no tienen claro que son millones los que se quieren ir a la playa pero se han quedado confinados para ayudar a frenar el número de muertes y contagios. Porque a muchos les gustaría seguir pateando las calles de Granada, como hizo una señora de 60 años porque "soy muy bonitas".

Sería injusto señalar a todos por lo que hacen solo unos cuantos, pero lo cierto es que una mujer en Pamplona tuvo que ser denunciada porque decidió sacar a pasear a su gato con correa. Aseguró a los agentes de la Policía Foral que las necesidades "las hace en su casa" pero que si no pasea por la calle "se altera".  No es el único ejemplo de infracciones con una mascota, ya que hay vecinos que se llevan a pasear a su perro a más de un kilómetro de su casa... o dos playas más allá de la suya.

En Almonte los agentes localizaron a un padre que se encontraba recogiendo espárragos, acompañado de su hijo que montaba a caballo, a más de un kilómetro de su domicilio. Pero si hablamos de distancias que se nos deben olvidar por el confinamiento la palma se la lleva el hombre residente en Guadalajara que fue interceptado con una bolsa de comprar con una barra de pan de un supermercado de Madrid. Al ser preguntado por los agentes, respondió que compraba "donde le daba la gana" y que el "estado de alarma no iba con él". La pasada semana fue detenido un ciclista de 82 años que salió a hacer la compra... a 10 kilómetros. Cuando le preguntaron por su domicilio para acompañarle mintió. Al llegar a la vivienda cuando abrieron la puerta aseguraron que no le conocían de nada. Al final reconoció que se había distanciado un poco más de su casa. 

En la provincia de Málaga la Guardia Civil denunció a seis personas que practicaban escalada en el paraje de El Chorro del término municipal de Álora. Dos de ellos, que son estudiantes de Erasmus en Sevilla, a pesar de conocer la situación de estado de alarma se desplazaron hasta Málaga. Al percatarse de que los agentes se encontraban por la zona intentaron esconderse entre la maleza para evitar ser localizados.

No es el único ejemplo de personas que necesiten estar al aire libre. Una persona que habitualmente le gusta andar por los Picos de Europa tampoco termina de entender que toca quedarse en casa. Y no lo entiende ni una ni dos, que son las veces que ha sido 'cazado' por una patrulla de la Guardia Civil. En la primera ocasión estaba en su coche y había vestigios de que estaba acampado allí. Cuando los agentes se acercan lo primero que le preguntan es si conoce la norma de no poder estar allí y aseguró que sí, pero entendía que aquello era un Parque Natural y estaba solo. No quedó ahí la cosa. Días después fue descubierto de nuevo por otros agentes, a los que aseguró que se encontraba allí porque iba a recoger una cámara de fotos que se había dejado con anterioridad. En esta ocasión fue escoltado durante 20 kilómetros para que pusiera rumbo a su casa sin retroceder.

En A Coruña una patrulla del SEPRONA sorprendió el pasado día 4 a una familia incumpliendo el confinamiento a unos 500 metros de su domicilio. El padre, junto a una hija, paseaba a varios perros y otros dos hijos, uno mayor de edad conduciendo una motocicleta de "enduro" y otro menor en un quad, además sin tener edad suficiente para conducir este tipo de vehículos. El grupo se encontraba en un descampado y la madre fue identificada caminando en dirección a este lugar para unirse a toda la familia.

Porque aunque no veamos gente alrededor tampoco se puede tomar el sol. La Policía Nacional detuvo a un hombre de 38 años que lo hacía sentado en un banco en la zona de Son Gotleu en Palma. También fue detenido un joven que se jactaba en redes de ser de Madrid y estar en la playa. Colgó en sus redes sociales haber llegado a la "granja de cerdos llamada Gandía", al tiempo que aseguraba tener síntomas del coronavirus, por lo que no descartaba "en un par de días" ir al hospital y mientras seguiría dando paseos por la playa. Pero si hiciéramos un ranking de irresponsables el primer puesto se lo podemos dar al hombre que ha sido detenido después de que dos cuerpos de policía diferentes le sancionara hasta en 32 ocasiones porque se estaba saltando el confinamiento. Este ciudadano fue arrestado cuando iba conduciendo junto a otra persona, que también fue detenida tras decir que iba en el vehículo porque le apetecía.

Tampoco se puede llamar a la insumisión como hizo un vecino de Algeciras que salió disfrazado a la calle muy disgustado porque se había quedado sin las fiestas de su localidad por la Semana Santa y micrófono en mano junto a un altavoz llamaba a los vecinos a que salieran a hacerle compañía porque no pasaba nada. Se grabó dos vídeos y los subió a la red, lo que puso fácil a la Policía Nacional su detención. 

También fueron ayer arrestados dos administradores de un grupo de WhatsApp con cien integrantes en el que se llamaba a inventarse un robo para que acudieran los agentes y tenderles una emboscada para tirarles piedras o lo que hiciera falta. La estrecha vigilancia que se está haciendo de las redes sociales ha acabado con la detención de estos ciudadanos nada ejemplares. Poco tenía de broma ese grupo. La que sí intentó gastar una fue una vecina de A Coruña que llamó a la policía local y nacional diciendo que había matado a su marido y estaba junto al cadáver. Cuando llegaron las patrullas y vio a los dos ella aseguró que solo se trataba de una broma. Le costó pasar la noche en el calabozo como autora de un delito de denuncia falsa. 

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