Expertos destacan que la familia es vital en el aprendizaje de los niños con discapacidad intelectual


La presidenta de la Fundación Síndrome de Down de Cantabria, Victoria Troncoso, aseguró este jueves que durante la etapa de Atención Primaria, el papel de la familia del niño con discapacidad intelectual es “vital” de cara a su aprendizaje porque “dispone de 24 horas al día para aprovechar las circunstancias naturales y estimular al niño”.
Así lo señaló durante su conferencia ‘Infancia y familia en la discapacidad intelectual’, en las primeras Jornadas de Familia y Discapacidad Intelectual 'Ciclo vital y calidad de vida', que se celebran en la Universidad Pontificia Comillas, con la colaboración de Down Madrid, y reúnen a investigadores, profesionales y familiares de personas con discapacidad.
Troncoso, que es uno de los principales referentes sobre Educación en personas con discapacidad intelectual, comenzó su conferencia preguntando al auditorio “qué hubiera pasado si hace 49 años, cuando nació su hija con síndrome de Down, ya hubieran existido iniciativas como estas jornadas” y aseguró que, desde entonces, se ha recorrido un largo camino y se han conseguido muchos logros, pero ha advertido que “quedan muchas cosas por hacer y mejorar”. Se trata, según señaló, de una tarea de todos, de la sociedad en general, que debe “seguir adelante, paso a paso, sin prisa pero sin pausa, con dedicación, entrega e ilusión”.
De este modo, se refirió, en primer lugar, al momento en que unos padres reciben la noticia de que su hijo recién nacido tiene una discapacidad intelectual y ha asegurado que “no hay un buen modo de dar esta noticia, pero sí hay modos mejores”, porque “este modo marca a la familia”.
Así, señaló que también es importante el pronóstico que se da a esos padres y, desde su punto de vista, hay que tener en cuenta, en ese momento, que “nadie sabe cómo evolucionará el niño”, ya que “una magnífica educación y un buen ambiente pueden desarrollar al máximo sus capacidades”.
Respecto al tratamiento, dejó claro que la familia es la principal “protagonista” y, entre las cosas que ésta puede hacer, destacó la “aceptación incondicional” desde el principio, cuando el cerebro del niño empieza a recibir estímulos. Además, se refirió a la importancia de los modelos que el niño vea en casa, que imprimen una carácter en éste de cara, sobre todo, a su integración en la sociedad, así como de las habilidades que adquiera en el hogar, como la comunicación, la autonomía personal, el cuidado de sí mismo, las responsabilidades a asumir o las relaciones interpersonales.
Además, Troncoso afirmó que la familia tiene que ser realista, dado que “se puede conseguir mucho, pero no todo”, y tener afecto, sensibilidad, confianza, entusiasmo, sentido del humor, paciencia activa, serenidad y un enfoque positivo sin perseguir metas inalcanzables.
Hay que tener en cuenta, dijo, que los niños con discapacidad intelectual “aprenden menos, más despacio y, a veces, de forma diferente”, por tanto apostó por ser prudentes en “cómo y qué enseñamos” y orientar los objetivos a sus capacidades y “hacia aquello que le servirá en su vida posterior”, a través de material “atractivo y variado”.
Troncoso también destacó la importancia del desarrollo psíquico del niño, a través de factores como la afectividad, que el niño se sienta bien consigo mismo, querido y aceptado y ha destacado la necesidad del “bienser y el bienestar del niño”.
La etapa de tres a seis años es la etapa de la primera autonomía e independencia, explicó, y la familia tiene que entender en esta etapa que el niño con discapacidad intelectual “no tiene que hacer lo mismo que los demás, al mismo tiempo y sin ayuda”. “A partir de los seis años, la afectividad es muy importante porque el niño empieza a ser consciente de que algo pasa”, apuntó.
Por último, apostó en esta etapa por hacer crecer al niño en su propia libertad de elección, “que tome sus elecciones y adquiera la responsabilidad de elegir y equivocarse “y “no pensar que ya todo es trabajo de la escuela porque la familia nunca puede faltar”.
Dichas Jornadas se enmarcan en la Cátedra Telefónica-Fundación Repsol de Familia y Discapacidad, integrada en el Instituto Universitario de la Familia de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE y promovida por la Fundación Síndrome de Down de Madrid. Esta iniciativa nació con el objetivo de investigar y promover la calidad de vida y bienestar de las personas con discapacidad intelectual y de sus familias, desde una perspectiva multiprofesional, innovadora, crítica y comprometida con la sociedad.
En el marco de las jornadas se entregará el Primer Premio Telefónica-Fundación Repsol de Familia y Discapacidad a la familia Flórez-Troncoso. Jesús Flórez y María Victoria Troncoso crearon en 1982 la Fundación Síndrome de Down de Cantabria y han impulsado el movimiento asociativo en favor de las personas con discapacidad en España e Iberoamérica.

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