Farruca pide respeto para el flamenco y que no se llame así a "paparruchas"

  • Carmen Naranjo.

Carmen Naranjo.

Madrid, 23 dic.- "Del flamenco que se hace con sudor y alma hay muy poquito, se cuenta con los dedos de la mano", asegura la bailaora Rosario Montoya "La Farruca", hija del mítico Farruco, que pide "respeto" para el flamenco, frente a las "paparruchas" que se ven y que no merecen llevar ese nombre.

"Alguien debería poner freno a esto", considera "La Farruca" en una entrevista con Efe en la que apuesta por una especie de "denominación de origen" del flamenco para que no se engañe al público dando ese nombre a algunos espectáculos que no lo son en absoluto.

"¿No hay un juez para poner sentencias y un policía para detener?. Pues si tú dices que vas a ofrecer flamenco al público hay que examinarla para saber que eso es verdad y no estás engañando", afirma la bailaora muy contundente a la hora de defender la profesionalidad de su disciplina.

Una situación que, considera, se vive desde hace diez o doce años y ante la que los veteranos deberían reaccionar.

Por eso no acude a ningún espectáculo: "no voy a ver nada, nada. Hay mucho engaño en el flamenco y eso me daña mucho", ha explicado "La Farruca" en la presentación del "Homenaje a los grandes" que, junto a su hijo "El carpeta" pondrá en escena en el Teatro Fernán Gómez de Madrid los próximos 27, 28 y 29 de diciembre.

Un homenaje con el que quiere recordar "y no imitar" a grandes del flamenco como Carmen Amaya, Lola Flores, Manolo Caracol, Camarón, Arturo Pavón, La Perla... y, por supuesto, a su padre Farruco, con una soleá con la que cierra el espectáculo.

"Es un recuerdo a muchos de los grandes artistas de los que hemos bebido todos, queriendo y sin querer", explica la bailaora que se remonta a sus inicios en los escenarios de la mano de su padre cuando tenía 13 años.

"Tuve suerte porque subí a los escenarios con mi padre, que era un figura", indica La Farruca que define el flamenco como algo "que no tiene fin", ya que ella aprende de sus hijos y ellos de su madre de tal forma que los nietos de Farruco "no se están amanerando ni desviándose del camino que les puso el maestro. Y si lo hicieran, aquí estoy yo", les advierte.

Y es que la bailaora considera que el flamenco es muy difícil, incluso para ella que lleva "toda una vida" dedicada a ello y por eso le indigna que haya espectáculos que se denominen así cuando "es mentira": "Salen desnudas al escenario, ¿eso es flamenco o es un striptease"?."¿Qué tiene la bienal de flamenca? , se pregunta "La Farruca".

"El flamenco tiene muchos números, escalones, ansias, fatigas y dolor. No es el tiqui-taca" que se ve en muchos espectáculos. Y por eso, dice, para no sufrir, se queda en casa porque "ojos que no ven, corazón que no siente", y se dedica a ver vídeos de su padre y de su hijo, para alimentarse.

Por esta situación y porque le decepcionaban muchas cosas, "La Farruca" estuvo dispuesta a retirarse, algo que dice que no sabe si hará, ya que está muy ilusionada con este espectáculo y con que se vea en Madrid.

Con los años, el baile de Rosario Montoya se ha hecho, si cabe, más improvisación y temperamento, en el que ha ido incorporando las desgracias que ha ido sufriendo en su vida y que el público "lee" en sus movimientos.

"Las vivencias, las penas te hacen ir sintiendo de otra forma y lo expresas en el flamenco", recalca la bailaora que explica cómo, así, su espectáculo nunca es el mismo y varía cada noche.

El hecho de que no baile nunca igual hace que no pueda tener pareja en el escenario ya que lía a todo el mundo, confiesa riéndose.

Y no se cansa del espectáculo "Homenaje a los grandes", en el que baila por alegrías zapateando junto al "Carpeta" rememorando a Carmen Amaya; o canta una zambra (compuesta por su hijo Farruquito) junto a Pedro Heredia evocando a Lola Flores y Manolo Caracol; o con su palo más aplaudido, la soleá, rinde tributo a su padre.

Mostrar comentarios