Feafes pide a los medios que "no aventuren diagnósticos" en casos como el del instituto de barcelona


La Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Feafes) pidió hoy a los medios de comunicación que sean "prudentes" y "no aventuren diagnósticos" en sucesos como el ocurrido este lunes en el Instituto Joan Fuster de Barcelona, donde un alumno de 13 años mató a un profesor e hirió a otro y a varios estudiantes.
"No se debe aventurar ningún diagnóstico, aunque haya hechos que no se puedan comprender y la sociedad quiera explicaciones inmediatas", declaró este martes a Servimedia José María Sánchez Monge, presidente de Feafes.
En este sentido, señaló que los diagnósticos hechos a las dos horas del suceso "suelen ser prejuicios", ya que los juicios médicos bien hechos tardan, "como poco", un mes en arrojar resultados.
El presidente de Feafes incidió en la importancia de no "aventurar diagnósticos" argumentando que relacionar hechos como el ocurrido en el Joan Fuster con enfermedad mental supone estigmatizar a quienes realmente tienen un trastorno mental, lo que, a su vez, conlleva "discriminación" social hacia ellos.
En la misma línea, Sánchez Monge aclaró que su entidad no dice que el menor no tenga trastorno mental, sino que pide que se le diagnostique adecuadamente para saber si la tiene o no y solo después se dé un nombre a su comportamiento.
Indicó, no obstante, que si bien es cierto que hay personas con enfermedad mental que han cometido algún delito, no lo es menos que, en general, no son más violentas que el resto de la población.
Hecha esta salvedad, el presidente de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental pidió también más medios en los centros educativos para detectar y prevenir situaciones como las sucedidas en el Instituto Joan Fuster de Barcelona, ya que, dijo, en general, los colegios no están bien dotados psicológicamente.
Y no lo están, concretó, porque suelen tener un psicólogo, en lugar de un equipo formado al menos por dos o tres profesionales, que son los que en realidad pueden detectar señales de alerta en los alumnos y tratarlas adecuadamente para prevenir problemas mayores, ya que las familias, generalmente, no están formadas para ello.

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