Las frases que Kantauri enviaba a ETA que erizan la piel

  • "El día que vayan al funeral de un compañero de partido, cuando vuelva a casa quizá piensa que es hora de encontrar soluciones o quizá le toque estar en el lugar que estaba el otro (en caja de pino y con los pies por delante)", dice el etarra.

    "Si no podéis hacer un secuestro, dadle en toda la cabeza", escribe a los terroristas.

Las frases que Kantauri enviaba a ETA que erizan la piel
Las frases que Kantauri enviaba a ETA que erizan la piel
Bárbara Barón

El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco ha procesado al ex dirigente etarra Francisco Javier Arizkuren Ruiz, Kantauri, por inducción al secuestro y asesinato del concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco, en julio de 1997.

El magistrado entendido que Kantauri fue quien ordenó directamente el crímen, enmarcado en el cambio de estrategia de ETA que arrancó con el asesinato de Gregorio Ordoñez: los 'objetivos' dejaban de ser los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y se ampliaba la diana sobre políticos, empresarios y periodistas.

Así, en las cartas incluidas en el sumario, se pueden leer extractos de cartas de Kantauri que erizan la piel. Estas son algunas de ellas:"Pues el día que un tío del PSOE, PP o PNV va al funeral de un txakurra (perro en euskera. Así se referían los etarras a los policías) y se le llena la boca de palabras de condena y lágrimas de cocodrilo, no ve en peligro su situación personal"."Pero el día que vayan al funeral de un compañero de partido, cuando vuelva a casa quizá piensa que es hora de encontrar soluciones o quizá le toque estar en el lugar que estaba el otro (en caja de pino y con los pies por delante)"."La importancia de este momento es inmensa, lo que os pedimos es que las acciones que realicéis sean directas contra las fuerzas de ocupación (Guardia Civil, militares, Policía Nacional) y un esfuerzo enorme con los políticos. Es muy importante el darles a los políticos del PP. Cualquier político del PP es objetivo"."Poned toda la fuerza posible en levantar a un concejal del PP, dando un ultimátum de días para que los presos estén en Euskadi. Hacedlo lo antes posible"."Si no podéis hacer un secuestro, dadle en toda la cabeza"."Tened en cuenta que es el secuestro lo que crea inestabilidad y contradicciones mayores por su dureza. Venga, dadles fuerte y levantad a uno lo antes posible. Dadles caña lo más fuerte que podáis".El cambio de estrategia de ETA

De esta manera, estas frases se enmarcan dentro del cambio de estrategia de ETA, que se produjo a raíz de la profunda crisis que atravesó la banda en 1992, tras el descabezamiento de su cúpula en las operaciones de Bidart.

La situación de aislamiento institucional (como resultado de los pactos de Ajuria Enea, Madrid o Navarra) y de pérdida del control de la calle de su entramado político-social provocó que, desde 1992 a 1994, ETA sufriera una profunda convulsión.

Se inició un proceso de reestructuración de la estrategia, a la vez que se seguía asesinando. En 1992, el 3 de abril, ETA reivindicó el asesinato del militar Joaquín Vasco Álvarez, causado por un coche bomba que produjo también la muerte del transeúnte Juan José Carrasco Guerrero. “No hace mucho que ETA manifestaba su firme intención de seguir golpeando contra todas las fuerzas y aparatos de Estado y en todos sus frentes de lucha, subrayamos y reiteramos esa intención; si alguien piensa, ciega y cobardemente, que recurriendo a la vía policial se va a evitar lograr los derechos fundamentales que a nuestro pueblo se le deben, debería saber a estas alturas que la sed de libertad de nuestro pueblo está firme y hondamente enraizada", decía su comunicado en el diario Egin.

El debate para superar la crisis general de 1992 se desarrolló a lo largo de 1993 y principios de 1994. No supuso cuestionamiento alguno de la violencia terrorista, sino que planteó, frente a la actitud de resistencia que definía la estrategia del entorno de ETA en ese momento, la necesidad de pasar a la ofensiva.Se ampliaron los 'objetivos' de ETA

Para ello, incidieron fundamentalmente en “la lucha de masas” y en la “lucha callejera” (Kale Borroka). Bajo el lema “Euskal Herría Askatu” (País Vasco libre) se inició una campaña de acoso y hostigamiento contra las concentraciones pacifistas y contra cualquier ciudadano o colectivo ciudadano que disintiera de los planteamientos del independentismo radical.

En poco tiempo, la organización ETA modificó su filosofía de intervención. Esto se tradujo, principalmente, en la ampliación de los objetivos de “frente armado”.

Así del clásico enfrentamiento armado con las FSE y el Ejército, se pasó a una intervención destinada a desestabilizar al Estado, atacando para ello a los elementos políticos, económicos e institucionales sobre los que se sostiene (Veguillas, Ordoñez, Aznar, el Rey...).La llamada "socialización del sufrimiento"

Por otro lado, se desarrolló la llamada “socialización del sufrimiento”, que entendía que la violencia terrorista no debería alcanzar exclusivamente al círculo más externo (políticos, empresarios, fuerzas de seguridad etc.), sino llegar al conjunto de la sociedad.

En virtud de este sistema, se estableció un reparto de funciones entre ETA, que se reservaba para actuar sobre el núcleo del sistema, y la denominada “Kale Borroka” o violencia callejera, para actuar sobre el resto de la sociedad.

La lucha callejera se intensificó a partir de 1994 con una virulencia sin precedentes. Con la "Kale Borroka", la propia ETA aligeró y complementó su actividad. Las acciones de violencia callejera debían ser reivindicadas y contextualizadas.

La “socialización del sufrimiento” no constituía algo impersonal: quien haya sufrido las represalias debía sentir el correctivo ideológico del colectivo que le ha castigado. Por ello, “la socialización del sufrimiento” consistió principalmente en no solo atacar al que se oponía a ETA, sino a todo su entorno, de manera que la víctima quedase aislada, sola.

Durante estos años se produjeron algunos de los crímenes más atroces de ETA, como el de Miguel Ángel Blanco por el que, Kantauri, casi 20 años más tarde, se sentará, al fin, en el banquillo.

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