Se trata de "la mayor transformación desde la liberalización del mercado en 1994", explicó el presidente de la compañía, Rudiger Grube, en rueda de prensa en Berlín.
De ahora en adelante, la puntualidad formará parte de los "criterios de medida" de los resultados de sus dirigentes, de los cuales dependen las primas que cobran.
La compañía prevé invertir un total de 55.000 millones de euros antes de 2020, en gran parte para financiar las infraestructuras en Alemania.
El Estado alemán, único accionista de Deutsche Bahn, proporcionará 35.000 millones y la compañía los 20.000 millones restantes.
Para ello, la compañía ferroviaria, que no quiere aumentar demasiado su deuda, baraja la posibilidad de vender parte de sus participaciones en DB Schenker Logistics y en DB Arriva, su filial internacional de transporte regional.
"No es un programa de supresión de efectivos", aseguró el número dos de Deutsche Bahn, Volker Kefer, "pero en muchos sectores de la empresa, se necesitarán ajustes estructurales".
Deutsche Bahn emplea unos 300.000 asalariados, 200.000 de ellos en Alemania.
Su facturación alcanzó los 40.000 millones de euros el año pasado.
El director de recursos humanos, Ulrich Weber, reconoció que unos 2.600 puestos estaban "en peligro" en el sector deficitario de transporte de mercancías. El objetivo para este sector es "transportar muchas más mercancías que hoy en día".
El grupo está llevando a cabo conversaciones con los sindicatos para preparar la reducción de efectivos en ese sector de transporte, trasladando puestos de trabajo a otros sectores, como las infraestructuras y el transporte de pasajeros de larga distancia. Quienes ocupen estos puestos también podrían sustituir a personas que se jubilen.
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