Fundación once marca las líneas de futuro para avanzar en el empleo de las personas con discapacidad


Fundación ONCE marcó este miércoles las líneas de futuro necesarias para avanzar en el empleo de las personas con discapacidad, un reto que, según recalcó Isabel Martínez Lozano, comisionada para Universidad, Juventud y Planes Especiales de Fundación ONCE, pasa por potenciar la educación y la formación de las personas con discapacidad. “El mejor instrumento de inclusión”, recalcó, “es la educación superior”.
Martínez Lozano participó en las XV Jornadas de los Servicios de Empleo Universitarios que se están celebrando en Barcelona bajo el título ‘Éxito, innovación y diversidad para una empleabilidad universitaria de calidad’, promovidas por la Red Universitaria de Asuntos Estudiantiles (Runae).
Según destacó, para Fundación ONCE la formación superior es una línea estratégica para garantizar la mejor empleabilidad del colectivo en puestos de trabajo altamente cualificados. En este sentido, explicó que hay “muchos retos pendientes”, el primero de ellos mejorar la orientación inicial antes de llegar a la universidad, ya que el 62% de los jóvenes dicen que no han recibido orientación sobre la mejor carrera a estudiar y sus salidas profesionales.
Otro reto, añadió, es acercar al alumnado a los servicios de empleo de las universidades, ya que apenas el 26% de los universitarios con discapacidad han acudido a estos servicios y tampoco estos servicios están especializados y atienden adecuadamente al colectivo.
Por otra parte, destacó que existen competencias sobre las que las universidades tienen que esforzarse más, como en el campo de las TIC, el trabajo en equipo y las competencias lingüísticas y de expresión oral, “que son imprescindibles para que los recién titulados tengan más oportunidades de empleo”.
Otro de los elementos que mejoran la empleabilidad de los universitarios son las prácticas académicas externas. Según los datos provisionales de la encuesta que se está realizando sobre ‘Empleabilidad de universitarios con discapacidad’, sólo el 47% han solicitado prácticas extracurriculares. La mayoría, explicó Martínez Lozano, porque piensa que su discapacidad le va a dificultar encontrar una empresa para acogerlo.
En su intervención señaló los elementos que los universitarios con discapacidad deben mejorar. En este sentido, se refirió a la excelencia en la formación, con una adecuación de la formación al empleo; dominio de idiomas, sobre todo inglés; participación en programas de movilidad, como Erasmus y otros, y en programas de 'coaching' y entrenamiento personal.
Además, reclamó más formación a los seleccionadores de las empresas para tener en cuenta a este colectivo y más compromiso empresarial en su contratación. Todo ello, añadió, para “no dejar atrás” a las personas con discapacidad en las estrategias para el empleo.
Según dijo, los objetivos generales de la Estrategia global para el empleo de las personas con discapacidad son aumentar las tasas de actividad y ocupación; mejorar la calidad del empleo; dignificar las condiciones de trabajo de las personas con discapacidad, y potenciar la educación y la formación de las personas con discapacidad para favorecer su empleabilidad.
Martínez Lozano también repasó los principales obstáculos para la inserción profesional. Según dijo, tienen que ver con la falta de información de las empresas sobre las personas con discapacidad; con prejuicios e ideas preconcebidas; la falta de conocimiento de recursos existentes; la escasez de información sobre dónde reclutar a los potenciales trabajadores, y la falta de exigencia en el cumplimiento de las cuotas.

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