El contrabando no se detiene

De furgonetas de reparto de medicinas a electricistas: los narcos se reinventan

Menudeo en furgonetas
Menudeo en furgonetas
Guardia Civil

El narcotráfico no se detiene durante el confinamiento. Desde que el pasado 14 de marzo se decretara el estado de alarma, todas las semanas los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado han ido comunicando varias detenciones y, en muchas de ellas, los narcotráficantes se 'camuflaron' detrás del coronavirus para que su negocio no parase. En la última operación de la Guardia Civil ha sido detenida una organización criminal que se dedicaba a pasar el hachís desde España a Francia en furgonetas donde transportaban material eléctrico. En lo peor de esta pandemia, que en España ha dejado ya más de 27.000 fallecidos, otra banda llegaba a ocultar la droga en una furgoneta blanca que simulaba el reparto urgente de medicinas en las farmacias. 

Los falsos transportistas de medicinas fueron detenidos en Manresa (Barcelona) hace unos días. La operación se saldó con tres detenidos y el desmantelamiento de la plantación de la organización, situada en una nave agrícola. Todo arrancó con la detención de dos personas que circulaban en una furgoneta con 46 kilos de marihuana procesada simulando prestar servicio urgente a farmacias. Según ha podido saber  La Información, este método de ocultar la droga no ha sido solo utilizado en esta localidad ya que en la provincia de Cádiz también era habitual ver en pleno confinamiento, cuando las farmacias eran los únicos establecimientos abiertos -junto a bancos y supermercados-, cómo estas organizaciones se camuflaban como falsos repartidos de medicinas en farmacias para ir distribuyendo la droga intentando pasar desapercibidos como uno de los pocos servicios que podía estar en la calle.

Y de ahí pasaron a convertirse en repartidores de comida rápida. Fue Interpol quien alertó del uso de estos empleados para distribuir la droga sin ser vistos. Un repaso a las actuaciones deja excusas muy variadas en el menudeo, desde ir a llevar comida a sus abuelos, visitar a su novia porque la echaba mucho de menos o comprar medicamentos, hasta repartir sustrato para plantas. Explicaciones que no convencieron a los agentes y que recogió Efe. Quizá en una situación normal, muchos de estos casos no se hubieran detectado, pero el control policial en las calles para velar por el cumplimiento de las restricciones a la movilidad ha dejado más de un día a muchos consumidores sin su dosis.

Hace unas semanas la Policía Nacional detuvo en Leganés a un falso repartidor de comida. Hablaba con el móvil mientras conducía y por eso fue interceptado. Su nerviosismo le delató y los agentes descubrieron que no era precisamente comida lo que distribuía, sino cocaína. Junto al de utilizar empresas de reparto de alimentos, el de entregar productos farmacéuticos para enviar droga a domicilio es otro de los métodos que están empleando los pequeños narcos.

Lo pudo comprobar también este mes la Policía Municipal de Madrid, que interceptó dos envíos en el distrito de Centro gracias a la colaboración de los repartidores. Uno de estos trabajadores observó que el paquete que transportaba no coincidía con la especificación del envío, lo abrió y descubrió un envase de cacao con droga sintética. Otro repartidor llevaba una caja de omeprazol con metanfetamina.

También un hombre de Badalona (Barcelona) contrató el servicio de la empresa de mensajería Glovo para enviar 20 gramos de cocaína desde esa localidad hasta un domicilio de L'Hospitalet de Llobregat. Fue detenido por la Guardia Urbana. Vestido con ropa profesional y a bordo de una motocicleta, otro falso repartidor de comida entregó en Barberà del Vallès (Barcelona) a una mujer en el portal un paquete de tabaco a cambio de 60 euros. Era cocaína.

Con comodidad quería repartir droga un hombre de 35 años, que contrató en Madrid el servicio de vehículos de transporte con conductor (VTC) para ir distribuyendo marihuana a sus clientes del barrio de Fuencarral, como él mismo reconoció. Más incómodo, porque tenía que conducir, estaba distribuyendo marihuana un hombre en el distrito madrileño de Puente de Vallecas. Había alquilado una furgoneta para ello e intentó despistar a los agentes diciéndoles que venía de repartir sustrato para plantas. No coló.

Ocultar la droga en los pañales del bebé no fue buena idea para una pareja de Pozoblanco (Córdoba), un hombre de 20 años y una mujer de 18 años. Se habían saltado el confinamiento y viajaban junto con el bebé en un vehículo que fue interceptado por la Guardia Civil. Dijeron a los agentes que habían salido para comprar medicamentos en una farmacia y aportaron un certificado de un centro médico, pero finalmente la mujer admitió que ocultaban droga en el interior del pañal.

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