Reto en la producción  

¿Genérico Covid? "Levantar las patentes no favorece ni a corto ni a medio pazo"

La ley establece que la biodisponibilidad de un medicamento puede variar entre su genérico y el original hasta un 20%. Una variabilidad farmacológica "a considerar cuando comentamos una vacuna universal".

dosis vacuna
¿Genérico Covid? "Levantar las patentes no favorece ni a corto ni a medio pazo". 
DPA vía Europa Press

El apoyo de Biden a la liberalización de las patentes de las vacunas de la Covid-19 ha puesto patas arriba las reglas del juego del mercado de las farmacéuticas implicadas en la fabricación. Nada más conocerse la noticia, Moderna se desplomó en bolsa, igual que otras firmas como Novavax y BioNTech. Además, el debate abre divergencias entre países, ya que tanto Rusia, Italia o Francia están a favor, mientras que países como Alemania y la presidenta de la Comisión Europea han argumentado las complicaciones de producción que implicaría la suspensión de las patentes. La discusión sobre la forma de abastecer mejor al mundo con las dosis antiCovid está sobre la mesa pero hay factores en su seno que "desmaquillan", y mucho, el anuncio del presidente estadounidense.

No es la primera vez que se propone suspender las patentes. Hace un año, Austria ya planteó el debate sobre su propiedad a la OMS hasta en dos ocasiones por lo menos. "Pero nadie quiso atajarlo en ese momento", apuntan fuentes de la Sociedad Española De Medicina Preventiva e Higiene (SEMPSPH).  Tras el anuncio estadounidense, la posibilidad de que más plantas copien las dosis toma peso, lo que implica que se abre un nuevo escenario donde los precios de mercado se volverían a regular y se pondrían en entredicho todos los lotes que las firmas originales tienen pactado distribuir. 

Pero, sobre todo, el gran dilema es que las farmacéuticas tengan los recursos técnicos, materiales y la materia prima para la fabricación del "genérico". Y si, en caso de tenerlos, supondrían una repercusión efectiva en términos temporales.  Como indica una 'mánager' de licencias de una farmacéutica internacional: "No sé si hay tantas empresas que puedan fabricar esas vacunas. La tecnología es muy difícil. AstraZeneca, que conlleva otro tipo de proceso, quizá sí. Pero tienen que validar todo el proceso, luego registrarlo y luego asegurar que todo es correcto, no será algo inmediato (...) en todo caso, levantar las patentes no favorece ni a corto ni a medio pazo", apunta. Desde SEMPSPH hablan en el mismo sentido: "La gente piensa que 'hoy libero patentes, mañana tengo dosis', pero se tardan meses. Mínimo entre seis meses y un año". 

Otro punto fundamental es que la copia no admite margen de error. La ley establece que la biodisponibilidad de un medicamento puede variar entre su genérico y el original, hasta un 20%, un rango que tiene denominación: variabilidad farmacológica. Es decir, se permite una variación del 20% en la velocidad de absorción y la concentración del fármaco que finalmente llega a sangre. Esto hace que la dosis copiada pueda ser un 20% menos eficaz en personas cuyas variables, como la genética, puedan determinar un resultado no tan perfecto.  "Por tanto, estaríamos hablando de variaciones a considerar cuando comentamos una vacunación universal", explican fuentes de la SEMPSPH. 

Ayer, fuentes de Moncloa afirmaban que no era suficiente la exención sola "para garantizar el acceso a los países de desarrollo", y que "se necesita reformar la transparencia de conocimiento y tecnología". En este sentido, un experto de la SEMPSPH consultado por La Información explica que hacer estas vacunas no está dentro de "una cadena de montaje al uso" y que "la propia Pfizer tardó "dos semanas en adaptar sus plantas para hacer su propia vacuna". Por lo que, señala, lo más efectivo para que las dosis lleguen a todos los rincones del mundo es que las firmas cuyas vacunas estén homologadas "aumenten su capacidad de producción en paralelo". O, si no, generen alianzas para que dicha producción se haga de manera más rápida, como el caso de Sanofi con Moderna, que llegó a un acuerdo para llenar y envasar dosis de la firma estadounidense. 

En esta línea, Novartis anunció el pasado mes de enero que firmaba un acuerdo para aprovechar su capacidad de fabricación en colaboración con Pfizer-BioNTech para hacer frente a la pandemia. La firma utiliza sus instalaciones de su planta en Stein, Suiza, para tal fin, aunque tardó cuatro meses para adaptarla para ese objetivo.  Tuvo que hacer una transferencia tecnológica y preparar al personal cualificado, los equipos tecnológicos y las maquinas. Además, fuentes farmacéuticas apuntan que el sector ya ha alcanzado la producción para tener vacunas para todo el mundo este año, pero "el problema es la distribución" de dicho material sobre terreno. En concreto,  según los cálculos de la Universidad de Duke, los actuales fabricantes ya podrán producir hasta final de año 12.000 millones de dosis, una cifra que roza la inmunización de la población mundial. Unicef lo eleva hasta 15.000 millones este año y 39.200 millones el año que viene si tienen éxito todas las que están actualmente en I+D.

Por último, hay una variable que puede haber influido en buscar alternativas para el abastecimiento mundial. El mayor productor de vacunas, el SII en la India, con capacidad de mil millones de dosis al año, ha reenfocado sus prioridades con los cientos de miles de muertes en su territorio por la Covid-19. "A lo mejor se tiene cierto miedo a que India, igual que pasó en la primera ola, cuando dejó de exportar medicación, empiece a producir solo para ella", apunta el experto del SEMPSPH. El mundo, entonces, y quedaría "corto de medicina".  

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