Guacamayos, caimanes y tiburones, caprichos "incomprensibles" de la Navidad

  • Guacamayos, serpientes pitón, mapaches, caimanes y hasta un tiburón son algunos de los caprichos "incomprensibles" que llegan a los hogares como regalo navideño, pero que acaban siendo ofrecidos por sus dueños al parque Terra Natura (Benidorm) al comprobar que no pueden hacerse cargo de ellos.

Alberto Santacruz

Benidorm (Alicante), 4 ene.- Guacamayos, serpientes pitón, mapaches, caimanes y hasta un tiburón son algunos de los caprichos "incomprensibles" que llegan a los hogares como regalo navideño, pero que acaban siendo ofrecidos por sus dueños al parque Terra Natura (Benidorm) al comprobar que no pueden hacerse cargo de ellos.

La "adquisición irresponsable" de mascotas exóticas para regalos o caprichos personales termina en muchas ocasiones con la muerte o el abandono de estos animales e insectos y sólo en algunos casos son ofrecidos como donación a instituciones o centros especializados.

Por ello, desde el parque Terra Natura, su responsable del área de animales, Enrique Sánchez, ha alertado hoy del peligro que suponen estas adquisiciones, al tiempo que ha advertido de que este tipo de centros e instalaciones sólo acogen a algunos de los ejemplares que le son ofrecidos "si pasan determinados filtros".

La legalidad o titularidad de los mismos y su adquisición, el grado de idoneidad de las instalaciones al animal ofrecido y la capacidad de estos centros para acogerlos son algunos de los requisitos valorados antes de dar cabida a los ejemplares.

Por ello, Sánchez ha instado a quienes pretenden comprar este tipo de animales exóticos que "piensen muy bien antes" las consecuencias de la decisión, pues cada ejemplar o especie necesita de unos cuidados "muy definidos", pero que "muchas veces" no se dan en los domicilios.

En declaraciones a EFE ha recordado que un señor adquirió un tiburón cuando "el animalito medía 30 centímetros". "Creció en una pecera amplia hasta que alcanzó más de un metro de longitud, por lo que vivía enlatado", ha añadido.

Llegado el momento fue ofrecido a Terra Natura, cuyos responsables, ante la imposibilidad de acogerlo en sus instituciones, tuvieron que remitirlo a otro centro.

Un tiburón necesita para "una correcta vida" una determinada salinidad en el agua en la que vive, una buena filtración de luz ultravioleta y una dieta muy específica.

A juicio de Sánchez, el perfil del comprador define muy bien el futuro que le espera al animal o a la mascota adquirida, pues hay quien lo compra para "deslumbrar a los demás" y quien lo hace porque es un experto o un perfecto conocedor de la fauna.

"No obstante, una vivienda no es el mejor sitio para tener un tiburón ni para acoger a un guacamayo, o dar cobijo a un caimán", ha añadido.

En el caso de los caimanes o cocodrilos "ocurre lo mismo, pues el animal es muy bonito cuando mide 20 centímetros, pero crecen y crecen con el paso de los días".

"Nos hemos encontrado con guacamayos cuyo plumaje estaba destrozado, ya que este tipo de aves se pican ellas mismas si viven bajo estrés, el lógico que puede causarles el vivir encerrados en una jaula", ha expuesto.

Cada vez más familias deciden adquirir animales exóticos de compañía como regalo y esta moda, que ha ido aumentando en los últimos años, ha provocado que cada primavera Terra Natura reciba "una avalancha de propuestas de donación".

Lo veterinarios del complejo benidormí han mostrado su preocupación porque al tradicional cachorro se suma hoy en día una sorprendente variedad de especies exóticas como regalo de Reyes, como iguanas, guacamayos, mapaches, cerdos vietnamitas, serpientes, arañas gigantes, cocodrilos y hasta el citado tiburón.

Desgraciadamente, tal como explican desde Terra Natura, "el 7 de enero suele comenzar una complicada situación en la que el animal se lleva la peor parte".

Los nuevos propietarios se dan cuenta de que su guacamayo de alas azules "está perdiendo su plumaje" o de que la habitación del niño "huele mal si no se limpia bien la caja del conejito regalado".

Algunos casos tardan más en evidenciarse, como las iguanas, que en cinco años alcanzan los dos metros de longitud.

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