"Nueva ola de plásticos"

Los guantes y mascarillas 'tirados' en las calles, un nuevo foco de contaminación

Mascarilla en el suelo./ EP
Mascarilla en el suelo./ EP

Materiales de un solo uso pueden afectar al medio ambiente durante décadas. "Las mascarillas y guantes que están siendo abandonados en las calles traerán una nueva ola de plástico destructiva para el medio ambiente. La multiplicación de estos materiales no reutilizables por la pandemia y la irresponsabilidad de algunos a la hora de desecharlos representa un retroceso con respecto al terreno ganado en la reducción de la circulación del plástico en los últimos años".  Julio Barea, responsable de residuos de Greenpeace España, ha explicado a 'La Información' que estos materiales pueden tardar décadas en desaparecer del medio ambiente una vez salen de las fábricas y si no se tratan de forma correcta pueden destruir ecosistemas.

De este modo, explica que las mascarillas tienen un tejido similar al de las toallas sanitarias, que tardan alrededor de 100 años en degradarse en pequeñas microfibras de plástico. Lo mismo ocurre con los guantes. Por su parte, las barandillas de aluminio con las que cuenta el diseño de las máscaras para amoldarse a la nariz son menos dañinas porque no quedan residuos en el ecosistema después de que se degradan, pero esto no elimina su efecto pernicioso. Sara Güemes, de Proyecto Libera, las ha clasificado como una nueva tipología de 'basuraleza' (basura abandonada en la naturaleza).

Güemes ha descrito a este medio el viaje fatal que hacen los guantes desde un supermercado hasta los ecosistemas: "Los guantes pueden 'viajar' desde la entrada de un local hasta un parque, océano u otro tipo de entorno. Los materiales pueden posarse en una superficie y evitar que su microfauna y flora se reproduzcan o pueden ser confundidos por algunos animales como alimentos -las ligas de las mascarillas tienen la apariencia de las pequeñas lombrices que comen algunas aves- y ser ingeridos. Esto puede tener resultados fatales por la serie de aditivos con los que están fabricados los materiales para el uso humano". Los ambientalistas han celebrado a lo largo de la pandemia algunas imágenes de la NASA que muestran cómo ha descendido la contaminación por el 'encierro', pero este tipo de conductas podría revertir parte del oxígeno que ha ganado el planeta estas semanas. 

Así, para la profesional, el procesamiento erróneo de los residuos "no es solo un problema estético y su gravedad radica más en el daño que estos provocan en las superficies donde reposan que en la cantidad de años que tardan en desaparecer del medio ambiente. Mientras estos elementos se degradan evitan que los seres vivos que tienen que crecer ahí sobrevivan y lo más probable es que el guante que tires en la calle siga circulando en el ambiente incluso después de que tú te mueras". 

China fue el primer país en sufrir la pandemia de la Covid-19 y el mal procesamiento de las mascarillas y los guantes empleados para protegerse del virus ya se refleja en sus playas. Para Güemes es muy importante concienciar a la población para que el escenario no se repita en España. Algunos territorios ya han tomado medidas para evitarlo. El Ayuntamiento de Roma aprobó este lunes una ordenanza que establece multas de entre 25 y 500 euros a quienes arrojen en la vía pública las mascarillas o los guantes usados. La alcaldesa, Virginia Raggi, declaró en su momento que se vio obligada a implementar estas sanciones porque "en estos meses de emergencia sanitaria nuestros trabajadores de limpieza han denunciado en numerosas ocasiones la recogida de guantes y mascarillas usadas arrojadas al suelo por personas maleducadas".

No basta con no tirarlos en las calles

Ambos expertos han insistido en la importancia de depositar estos dos residuos donde corresponde: "Deben ir en el contenedor de restos porque no son envases. Es la única forma de que vayan directos al vertedero para ser enterrados", según Barea, que ha añadido que es crucial clasificar bien la basura porque desde que comenzó el estado de alarma se ha prohibido el triaje manual en las plantas de residuos para proteger al personal de la Covid-19. Por su parte, Güembe ha hecho un llamado a la población a no "utilizar el váter para deshacerse de estos residuos como algunos hacen ocasionalmente con las toallas sanitarias y otro tipo de desechos". 

Las consecuencias "las recibimos nosotros"

"Respiramos y comemos plásticos. Al final todo vuelve", El experto de Greenpeace ha asegurado que la mayor parte de los residuos que quedan en las calles terminan en los océanos donde los animales que consumen los seres humanos los ingieren. "Lo que hacemos aquí repercute". Es un círculo vicioso. Por su parte, la investigadora de Proyecto Libera se ha mostrado optimista hacia el desarrollo de programas de detección y prevención dirigidos a estos núcleos de contaminación para evitar dañar "el hábitat de todos". 

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