Hacer un vídeo pornográfico por 30€: así era la mayor red de pederastia en España

Operación Trinity
Operación Trinity
Guardia Civil

La Audiencia de Tarragona está siendo el centro de uno de los mayores casos de pederastia en España. Fiscalía pide penas de hasta 1.000 años para siete hombres  que fueron detenidos en 2016 después de que durante 15 años captaran a menores, en su mayoría de casas tuteladas o familias desestructuradas, para que por unas zapatillas de deporte, algo de droga o como mucho 30 euros se dejaran hacer fotografías y vídeos pornográficos que luego distribuían. La red llegó a alcanzar tal envergadura que en algunas ocasiones eran los propios chicos los que se ponían en contacto con ellos cuando necesitaban dinero. Uno de los detenidos, un joven de nacionalidad marroquí, en su día llegó a ser uno de esos rostros que estaba al otro lado de la cámara por unos euros y que pasó a las filas de la organización encargándose de buscar nuevas víctimas tras entablar una relación con uno de los cabecillas. En la actualidad ambos están en paradero desconocido junto a otro francés.

Fuentes de la investigación consultadas por La Información hablan de esta trama como la mayor red organizada de nuestro país. La sofisticada organización empezó a derrumbarse cuando una trabajadora social de Tortosa (Tarragona) se percató de que uno de los chicos de un centro tutelado recibía dinero "de un señor a cambio de grabar vídeos con imágenes explícitas de sexo con menores". Ese fue el hilo del que tiraron los Mossos de Esquadra hasta acabar con la detención de dos franceses, Jean Luc y Christian Bernard; un marroquí, Youness En Naciri; y el español Miguel Avilés. Cuando incautaron todo el material y comprobaron la magnitud de la trama se pusieron en contacto con agentes de la Guardia Civil, que acabó localizando en Valencia a José Cardona y Martín Chanza y en Barakaldo a Fernando Aguilera. 

Pero hasta que llegó ese momento estos supuestos pedófilos, cuatro de ellos recincidentes, pagaban diez euros a jóvenes con poco o ningún recurso económico para hacerle una fotografía sin camiseta. Si se desnudaba entero la recompensa era de 20 euros. Si mantenía relaciones sexuales subían a 30 euros... "En algunos casos eran a cambio de unas zapatillas de deporte", señalan las mismas fuentes. Las imágenes o los vídeos se solían tomar en plena calle, en descampados o en casas de algunos de los acusados. Por delante de esos objetivos llegaron a pasar cerca de 80 niños, cincuenta de ellos menores. Las edades de las víctimas eran entre 10 y 17 años.

Dos de los casos llamó especialmente la atención a los investigadores. uno de ellos es el del joven marroquí que empezó siendo una víctima y tras generar mucha amistad con uno de los cabecillas acabó siendo parte de la banda. En el caso de los detenidos en Valencia uno de ellos se dedicaba a cuidar tres hermanos a los que grababa en el salón. Los padres nunca se percataron de nada de lo que sucedía cuando no estaban. En esos vídeos se llegan a grabar prácticas sexuales entre los propios hermanos. Y el mayor de los tres le llamaba para que le hiciera más fotos o vídeos cuando tenía necesidad de dinero. "Había logrado que esos niños vieran como normal prostituirse para conseguir dinero". Esa era una seña de una organización que siempre buscaba niños de familias sin recursos o tutelados por la Administración.

Todo ese material acababa en alguno de los casi 30 dominios de contenido pornográfico que gestionaba la organización en las que había que pagar si se quería seguir viendo algunos vídeos "lo que era una señal inequívoca de que su contenido era material de primera generación con menores de edad".

Los detenidos en Cataluña eran los que monitorizaban ese material. El resto de la organización se dedicaba a conseguirlos. Así, los arrestados en Valencia y Bilbao "no sacaban un gran rédito económico" pero sí lo suficiente para financiar los viajes que hacían a Rumanía, Marruecos o India donde lo que hacían era 'buscar' a más niños a los que pagar unos cuantos euros a cambio de nuevos vídeos o fotografías pornográficas. El material se lo vendían a los cabecillas y ellos sí lo ofrecían a los más de 500 clientes en más de 40 países a los que distribuían. 

Poco a poco se van confiando y en cuanto salen de la oscuridad de la red en busca de niños a los que grabar al final se exponen a que alguno les ponga cara y nombre. Y así sucedió. En cuanto uno de ellos lo confesó a su agente social el resto del trabajo fue minucioso y de campo foto en  mano para tirar del hilo y  poner cara a los pedófilos y las víctimas. Se trata de siete detenidos que no llevan vidas paralelas sino que se dedican a prostituir a menores, grabarlos y distribuirlo. Todos eran solteros que vivían solos y que en la actualidad sus edades están comprendidas entre 61 y 75 años, excepto el marroquí que no tiene ni 30.

Esta operación denominada 'Trinity' dio origen a 'Ebisu'. El número de compradores sobre los que se obtuvo información ascendía a un total de 54, repartidos por todo el territorio nacional y diversos países en el extranjero. En la provincia de Málaga se descubrió que uno de los investigados se trataba de un profesor de instituto, que se valía de su situación de prevalencia y autoridad respecto a sus alumnos para realizar acercamientos a los mismos con fines sexuales.

En la Comunidad Autónoma de Cantabria se detectó un caso en el que el investigado trabajaba en una escuela infantil, valiéndose de su acceso a los menores para realizar fotografías pedófilas de los mismos y apropiarse de su ropa interior. En Cataluña se descubrió la existencia de una librería que había mantenido relaciones comerciales con la empresa vinculada al grupo criminal que pudo haber gestionado el envío de más de 1050 pedidos. A nivel internacional se determinó que este grupo criminal efectuó más de 900 operaciones comerciales con más de 550 clientes de 44 países.

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