Investigadores españoles logran reducir el daño cardíaco de un infarto con un fármaco de menos de dos euros


Científicos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han demostrado que la administración precoz, es decir, durante el traslado al hospital, de metoprolol, un fármaco conocido desde hace 30 años que cuesta menos de dos euros, es capaz de reducir en un 20% el daño que sufre el corazón durante un infarto.
El hallazgo queda patente en el estudio 'Metocard- CNIC', publicado en la última edición de 'Circulation', la revista de referencia en el ámbito cardiovascular, y ha sido dado a conocer este viernes en Madrid.
Según explicó en su presentación Valentín Fuster, director general del CNIC, el trabajo se ha llevado a cabo con la participación de de los servicios de emergencias de siete hospitales de Madrid, Galicia, León y Cantabria y de un total de 270 pacientes asignados aleatoriamente a recibir el medicamento en la ambulancia o tras realizarse una angioplastia en el centro, la práctica clínica habitual en estos casos.
A juicio de Fuster, el esfuerzo conjunto de toda la gente que ha hecho posible la realización de este estudio ha de ser "un ejemplo de país" que demuestre que en España sí hay trabajo en equipo. Porque además, prosiguió el cardiólogo, puede decirse que los resultados de la investigación tendrán trascendencia "a nivel mundial".
El metoprolol es un fármaco de la familia de los beta-bloqueantes usado hasta ahora para el tratamiento de la hipertensión arterial y otras enfermedades cardiovasculares que, según los datos obtenidos con este estudio, podrá utilizarse también con eficacia para reducir los daños del infarto de miocardio.
El estudio que ha demostrado la eficacia del metoprolol en el tratamiento del infarto se ha realizado con los fondos del Ministerio de Economía y Competitividad, una beca de investigación competitiva del CNIC y la distinción Severo Ochoa, obtenida en 2011 por este centro.
RETORNO DE LA INVERSIÓN
Tanto el doctor Fuster como Borja Ibáñez, investigador principal del estudio, señalaron que la administración de este fármaco en el abordaje del infarto será beneficiosa, además de por su reducido coste, por el retorno de la inversión, ya que los infartados con menos músculo cardiaco necrosado son menos proclives a necesitar un desfibrilador implantable (que tiene un coste de más de 20.000 euros) y a requerir costosos ingresos por insuficiencia cardiaca.
Y es que, además de tener una mortalidad elevada en el proceso agudo, los supervivientes de un infarto presentan mayor probabilidad de sufrir insuficiencia cardiaca, arritmias graves o incluso morir en los siguientes meses y años.
De ahí, explicó Fuster, que "cuanto mayor sea la extensión del infarto (gramos de músculo cardiaco necrosados), mayor será también la probabilidad de que los supervivientes sufran en el futuro estas complicaciones".
El infarto agudo de miocardio es el resultado de la obstrucción brusca de una arteria coronaria y su abordaje requiere de una atención urgente en la que el tiempo de respuesta es crítico. Cada minuto que pasa con la arteria coronaria ocluida, se van necrosando de forma exponencial las células del corazón.
Los artífices de este estudio indicaron, finalmente, que si bien sus resultados han dejado claro que el uso de metoprolol en el abordaje del infarto es positivo y, por tanto, aconsejable, se proponen no obstante ir más allá. Quieren demostrar que la utilización del fármaco puede llegar a ser obligatoria en los protocolos de actuación frente a este problema y para ello están diseñando ya un nuevo estudio que pretende, además, averiguar por qué la molécula actúa como lo hace.

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