El sábado se produjeron nuevos disturbios en la parte oriental de Jerusalén, después de los enfrentamientos del viernes entre palestinos y fuerzas de seguridad israelíes en la ciudad pero también en Cisjordania.
Doce palestinos de Cisjordania y 27 de Jerusalén Este fueron detenidos por "alteración del orden público", "participación en disturbios" y "lanzamientos de piedras y de cócteles Molotov", según la policía.
"Comparecerán lo antes posible ante la justicia", añadió.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, "declaró la guerra" el miércoles a los lanzadores de piedras. Su gobierno se plantea endurecer las penas y recurrir a francotiradores contra ellos en Jerusalen y en Cisjordania.
Este domingo, la situación era tranquila en la explanada de las Mezquitas. La policía israelí sólo indicó haber detenido a un visitante judío que había "infringido las reglas" que prohíben que los judíos recen allí.
Unas reglas tácitas permiten que los musulmanes entren todo el día en la explanada, mientras que los judíos sólo pueden acceder durante unas horas al recinto sin rezar en él.
Por otra parte, crece la polémica sobre la actuación de las fuerzas del orden palestinas -en el 17% de Cisjordania que controlan- durante las manifestaciones de defensa de la explanada de las Mezquitas del viernes.
Un vídeo difundido en internet muestra a media docena de policías palestinos de Belén golpeando a un joven tendido en el suelo durante la protesta.
El primer ministro palestino, Rami Hamdalá, denunció en un comunicado "un acto inaceptable ante el que uno no puede callarse" y prometió que "sus autores rendirán cuentas" tras la apertura de una investigación.
La Autoridad Palestina ha recibido críticas por parte de la oposición islamista y de la opinión pública por no haber tomado medidas contra Israel tras los enfrentamientos en la explanada de las Mezquitas.
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